El medio, que a sus 37 años juega en el New York City en Estados Unidos, repasa su larga carrera y reconoce que el momento más duro fue la final de la Liga de Campeones perdida en 2005 con el Milan ante el Liverpool (3-3, por penaltis) .
“Había un clima surrealista después de un partido surrealista (el Milan llegó a ganar 0-3). Perder así una final es algo difícil que se repita. No se lo deseo a nadie” , expone.
El momento más feliz fue la clasificación de la selección italiana a la final del Mundial de 2006 ante la anfitriona Alemania (0-2) , revela el centrocampista, quien no ve a otro futbolista en la actualidad con su clarividente estilo de juego.
“Todo me sale naturalmente. No puedo ni siquiera explicarlo. Mi fútbol se ha tratado siempre de hacer cosas de forma sencilla, de hacer las cosas más sencillas para mis compañeros” , comenta.