El próximo 14 de febrero se celebra el tradicional Día del Cariño, ocasión en la cual parejas, amigos y familias comparten con especial afecto. No obstante, el poderoso sentimiento a menudo se confunde con un pretexto del consumismo. Los expertos consultados confirman que los símbolos son importantes, pero que el amor va más allá del enamoramiento y los obsequios.
Existen varias formas de explicar el amor y varios tipos de amor, de acuerdo al psicólogo y filósofo, Orlando Oliva, quien considera que este sentimiento se debe entender de manera cultural y social.
En ese sentido se van construyendo ideas, conceptos o categorías ligadas al amor. Existe el amor romántico, erótico, cultural, social y simbólico.
“En la pareja el amor nace de la amistad, en esa relación en la que hay respeto, admiración, complicidad, hay ciertos secretos que se comparten. Algunos autores la conocen como una gradación en cuanto a esa indispensabilidad de las personas”, indicó el experto.
“Obviamente el mercado ha establecido que criterios y las formas en las que se debe demostrar ese sentimiento”, dijo Oliva.
El profesional señaló que la filosofía trataría de enfocarse tanto en el pensar, sentir y el actuar para hacer una reflexión más profunda. Si promueve o no la vida, porque puede haber un amor a la destrucción, incluso lo hay violento.
Agregó que se supone que hay un factor interno muy subjetivo que se debe exteriorizar y sin ese proceso no se puede concretar el sentimiento.
“Las caricias y las formas de demostrar el amor como tal varían obviamente en el tiempo y en el espacio, y en especial en las condiciones socioeconómicas. El sistema capitalista ha promovido que la manifestación del amor sea por medio de objetos o mercancías intercambiables, ahí ya tenemos un sesgo en la manifestación del amor”, refirió el experto.
Según Oliva, existe un amor incondicional, uno erótico y hay diversas formas o manifestaciones del mismo. El amor también puede ser subjetivo y manifestar un sentimiento por la patria, por la vida y la misma comunidad, también se puede manifestar con algo más concreto como el amor al lugar de nacimiento. En esta clase hay factores de relación por los animales, plantas y otras personas.
“Esas manifestaciones de la sexualidad, no necesariamente vinculadas con las relaciones íntimas, de caricias e intimidad, han ido construyendo un amor social”, explicó.
Oliva señaló que algunos autores del condicionamiento clásico desde la psicología conductista plantean que el amor es un acondicionamiento, una costumbre que poco a poco se vuelve indispensable para una persona y se convierte en un sentimiento absorbente.
Recíproco
Desde el punto de vista psicoanalítico, el profesional sostiene que el amor es un objeto tal cual del deseo permanente que se tiene y puede satisfacerse con la obtención de la otra persona, o bien puede ser, en lo mejor de los casos, una valoración en cuanto pudiéramos resumir la idea del amor —entre parejas— cuando mi bienestar es tan importante como el del otro, es decir, ni más ni menos, en el sentido que mi amor personal, el amor a mí mismo, esta tan relacionado que también quiero eso para el otro.
El amor no muere, solo cambia de lugar, aseguró Oliva y explicó que algunos autores califican ese cambio como espacios o ausencia donde se deja de estar en la búsqueda de ese ser complementario.
A veces, las personas confunden la búsqueda del amor con la simple satisfacción de sí mismo: en estos casos es cuando suele llegar la infidelidad en el matrimonio.
La famosa “química”
Asociar el corazón y las mariposas en el estómago es común para cualquiera que se aproxima a esa persona especial y con quien comienza una relación afectiva.
Profesionales explican este fenómeno como una contracción de las vísceras, desatadas por el cerebro que es estimulado por una reacción química. Muy alejado de la figura romántica del revoloteo de mariposas y el amor hacia alguien.
Marcus Rivera, neuropsicólogo, confirma que el amor es un efecto químico. Explica que cuando surge el sentimiento se ven inmersas varias emociones como la alegría y la euforia y se liberan neurotransmisores, entre ellos, la noradrenalina y la dopamina, ligadas a la sensación de placer.
En esta etapa el cuerpo también libera endorfina, otro químico que tiene influencia directa en la sensación de satisfacción.