CATALEJO

Incertidumbre y pesadumbre

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DENTRO DE POCAS HORAS, innegablemente comenzará una nueva etapa histórica en Estados Unidos, con consecuencias impredecibles para el mundo como se conoce luego de dos siglos de un afianzamiento de la democracia al estilo y con los valores occidentales, el menos imperfecto de los sistemas políticos, como lo calificó el estadista inglés Winston Churchill hace algunas décadas. La llegada al poder de Donald Trump constituye una casi segura prueba de cómo si la democracia no va acompañada de educación de los ciudadanos, lleva en sí misma el germen de su propia destrucción. Esto ocurre en procesos largos y muchas veces sólo perceptibles cuando pasa un tiempo, a veces mediato y a largo plazo, en otras.

MUCHOS SON LOS sentimientos susceptibles de aflorar cuando se observa desde lejos, como es el caso de los ciudadanos guatemaltecos. La candidatura se transformó de una posibilidad a una amenaza, un peligro y una realidad. Ahora, la presidencia del pintoresco magnate Trump despierta pesadumbre e incertidumbre. La primera surge sobre todo en las personas para quienes Estados Unidos ha sido un país con más motivos de aceptación y menos de rechazo, lo cual no implica una admiración ciega y obtusa ante sus evidentes situaciones censurables. La incertidumbre es una actitud compartida en buena parte del mundo, por razones diversas según sea la importancia político-económica de los países y las zonas geográficas donde se encuentran.

SE DEBEN SEÑALAR ALGUNAS situaciones. En este caso no se puede hablar de una presidencia obtenida por medio de la ruptura de las leyes, pero sí de un sistema legal de obligada revisión a la luz de lo ocurrido. Tampoco se le puede acusar directamente a quien ocupará ese importantísimo puesto en el escenario mundial de haber engañado, porque hubo mentira y señalamientos cuyo cinismo sin duda no tiene precedente en la historia estadounidense. Es igualmente equivocado considerarlo un fenómeno político aislado de Estados Unidos, porque en muchas democracias occidentales europeas hay actores de similares características en el campo de la poca participación en el accionar político y en declaraciones explosivas, aunque no al extremo trumpista.

A PARTIR DE ESTE MOMENTO, el interés en la figura presidencial estadounidense tendrá una permanencia inusitada, así como la capacidad de los opositores derrotados para detener o reducir los efectos de las medidas del gobierno, pero también la capacidad de los republicanos moderados y serenos de no convertir a la administración de Trump en una especie de excepción en gobiernos demócratas. En vista de la “latinoamericanización” de la política de Estados Unidos, es posible predecir un voto de castigo igualmente ciego al causante de la victoria electoral de noviembre pasado. El vicepresidente, político avezado aunque poco conocido, será preponderante en este esfuerzo de apagar posibles incendios causados por “feizbucazos” presenciales.

A MI JUICIO, EL FACTOR más preocupante e incierto son la continuación y afianzamiento de los exabruptos sobre todo racistas y xenófobos de los estadounidenses conocidos como “wasps”, es decir blancos, anglosajones y protestantes. Los denominados “crímenes o actos de odio” constituyen una amenaza total porque no hay forma de prevenirlos ni de evitarlos. Es abrir una caja de Pandora, y por ello causante del arrepentimiento ya inútil de quienes lo hicieron. Todas estas razones afianzan el sentimiento de incertidumbre, uno de cuyos efectos es el temor, caracterizado por su carencia de raciocinio. A partir del viernes es Trump quien está obligado a intentar, al menos, una actuación acorde a la importancia mundial de su cargo.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.

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