En un lado del tejado se situaron integrantes del Primer Comando de la Capital (PCC) , la mayor facción de ese país, y en otro miembros del Sindacto do Crime do RN, ya que ambos clanes se encuentran separados en diferentes alas del presidio.
A pesar de la tensión, el Gobierno de Río Grande do Norte negó el inicio de una nueva rebelión en el centro penitenciario, situado en la región metropolitana de Natal, donde el sábado se registró una matanza supuestamente comandada por el PCC.
Guerra de bandas criminales
La tensión, sin embargo, continúa en los presidios del gigante sudamericano, centro de una guerra sangrienta entre bandas criminales por el control del narcotráfico en el estratégico mercado brasileño. En lo que va de año, al menos 115 reclusos fueron asesinados en cárceles del norte de ese país, en su mayoría de manera atroz.
La disputa entre los dos mayores grupos delictivos de ese país -el Primer Comando de la Capital (PCC) de Sao Paulo y el Comando Vermelho de Rio de Janeiro- vivió su tercer gran episodio del año este fin de semana en Alcauz.
Al menos 26 presos fueron brutalmente asesinados, casi todos decapitados, en un motín que se prolongó por 14 horas.
El incidente empezó el sábado en la tarde, cuando reos de organizaciones criminales rivales lograron salir de sus pabellones para enfrentarse brutalmente en este penal con capacidad para 620 reclusos, pero que alberga a mil 83.
La ostentación de la violencia y la ferocidad de los asesinatos replicaron los motines de Manaos, donde fallecieron 56 reclusos el 1 de enero, y de Roraima, que concluyó con la muerte de 33 internos cuatro días después.
Con 622 mil personas privadas de libertad -en su mayoría jóvenes negros-, Brasil tiene la cuarta mayor población penal del mundo, por detrás de Estados Unidos, China y Rusia, según datos oficiales.
A nivel nacional, la tasa de ocupación de las prisiones es del 167%.