VENTANA

Militancia escondida

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La gran pregunta que nos hacemos en este 2017 es ¿dónde está la plaza? ¿Qué fue de la ilusión de hacer una nueva Guatemala? Cuando regreso al pasado, para la Revolución de Octubre en el 44, la organización de los maestros y los estudiantes fue el pulso sensible de Guatemala. Esa protesta cívica no se volvió a repetir hasta el 2015, cuando miles de chapines indignados por la pérdida moral evidente en nuestras instituciones exigimos la renuncia del binomio presidencial. En esas marchas pacíficas de los sábados, a partir del mes de abril del 2015, privó la unión entre todos los sectores. ¡Por primera vez las ideologías no fueron una barrera! Caminamos juntos por las calles sin temor y con alegría. Las protestas cumplieron su objetivo.

Con lo que no contamos era que al abrir la “caja de Pandora de la corrupción” deberíamos estar dispuestos a seguir combatiéndola hasta neutralizarla para cambiar el sistema viciado enraizado en el Estado. Y eso es un problema de largo alcance. La corrupción es como un cáncer. Si el tratamiento no se completa, la metástasis regresa y se propaga. Considero que en este año 2017 estamos en un punto crítico: seguimos combatiendo el cáncer o, si nos detenemos, este se extenderá. Hace algún tiempo un viejo amigo me dijo: “una población desorganizada y dividida puede ser controlada por su gobierno, pero una población organizada no podrá ser descontada por sus gobernantes; todo lo contrario, tendrán que escucharla, legitimarla, respetarla para trabajar conjuntamente. Pregunto: ¿consideran ustedes, estimados lectores, que somos un pueblo organizado? Desde mi punto de vista sí. Unos ejemplos: Desde hace décadas los niveles de inseguridad en el país han sido tan altos que, en nuestras comunidades y barrios, nos hemos tenido que organizar y aportar de nuestro tiempo y dinero para cuidarlos. Estos comités de vecinos son miles de miles en el país. Existen comunidades que se han unido para reparar sus caminos vecinales, debido a la falta de apoyo de sus autoridades municipales para introducir agua potable, para hacer escuelas, para pagar maestros. Conozco chapines solidarios que cooperan para atender hogares de ancianos y de niños abandonados. Leí una nota reciente en Prensa Libre, de Jessica Gramajo, que describe a 300 voluntarios participando en la limpieza del Hospital San Juan de Dios para incentivar el hábito del orden y la limpieza en los empleados y en los pacientes. “Acercar el hospital a la ciudadanía” ayudará a transparentar la gestión del centro, que es de beneficio para miles de guatemaltecos.

El voluntariado es un movimiento cívico. “Es una militancia escondida”, cantó el Clarinero. Expresa ese yo social que nos identifica como nación. Es una fuerza poderosa para realizar cambios para el bien de todos. ¿Pero dónde está la plaza? Todos estos grupos de vecinos organizados en miles de comités formaron parte de la plaza del 2015, y serán la plaza del 2017 y de cualquier otro año porque esta es nuestra verdadera fuerza. El titular de Prensa Libre del día de ayer dice: “ En jaque legitimidad de la CSJ. Cicig y MP destapan elección viciada”. Señalan manipuleo en la elección de la Corte y más. Este hecho no se quedará muerto en las páginas de este medio. Será como una bomba de tiempo en las conversaciones de los vecinos organizados y, en su momento, cargada con nuevos descubrimientos oscuros provocará que surja la Plaza otra vez. Volveremos a sentir que la sangre de Guatemala corre en nuestras venas… y, ¡sí, ya somos un pueblo organizado!

clarinerormr@hotmail.com

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