MAÑANA SERÁ EL ÚLTIMO día de un año en el cual ocurrió un alto número de hechos sorpresivos. Uno de los más notorios fue la superluna de noviembre, un fenómeno natural ocurrido cada 68 años, por mencionar uno en el campo de la astronomía. Pero por supuesto hubo numerosos más, tanto en el campo nacional como internacional. El primero de ellos consistió en el derrumbe cargado de desprestigio de Jimmy Morales, cuyo paso por la presidencia se afianza cada día como más de lo mismo, con mucho de pena y nada de gloria, y como un triste retroceso en la realidad política del país, tema sobre el cual se abrieron tantas esperanzas, debido a las manifestaciones populares del 2015 y del descalabro del corrupto régimen anterior

SE INTENTÓ DE NUEVO presentar reformas constitucionales, pero fallaron porque fueron presentadas de manera equivocada, no explicada bien a una ciudadanía molesta por la desesperanza provocada por el nuevo gobierno, y también porque los diputados metieron las manos en los textos. Los problemas sufridos por el hijo y el hermano del presidente Morales fueron vistos como una nueva etapa en las relaciones legales de quienes son parientes de los altos funcionarios. Acerca de esto aún no se puede emitir una opinión certera porque aún hay más exfuncionarios en la lista de personas listas para ser apresadas como consecuencia de actos de corrupción realizados durante el ejercicio de sus cargos públicos. Ojalá continúen, y sobre todo sean efectivos.

EN EL CAMPO INTERNACIONAL, la llegada de Donald Trump y la muerte de Fidel Castro fueron los dos acontecimientos más notorios en mucho tiempo. Este segundo era de esperarse a causa de la edad de quien fuera el revolucionario latinoamericano más importante del siglo. Pero el segundo constituyó una sorpresa mundial y ha colocado sobre la mesa incluso la discusión de los retrógrados votos electorales. Se puede señalar, válidamente, como el principio de una disminución del papel de potencia mundial representado por Estados Unidos, a todo lo cual han contribuido la “latinoamericanización” de la lucha política de ese país, donde además quedó sepultada, de hecho, la posibilidad de una mujer en el difícil cargo de presidenta del poder ejecutivo.

LOS AVANCES Y AFIANZAMIENTO de los movimientos terroristas islámicos hasta se pueden considerar una comprobación de profecías multicentenarias acerca de un califato en Europa. La separación entre los poderes religiosos y estatales y la aplicación en la política de criterios de fe, una realidad en el mundo occidental desde hace casi tres siglos, son inexistentes en una parte del mundo donde el fanatismo es la norma, y los incontables fieles están dispuestos a morir por su dios. Todo ello manifiesta las realizadas de los siguientes lustros y representa la necesidad de revisar muchos conceptos políticos, entre ellos dar por descontada la aceptación humana a su diversidad. Eso, muchos de nosotros, no lo veremos, pero nuestros hijos y nietos, sí.

HUBO MUCHOS MÁS HECHOS destacados en estos 364 días transcurridos en el 2016, pero este comentario no pretende ser exhaustivo. El tercer lustro del segundo milenio será recordado también por portentos tecnológicos como la llegada a Marte, o el inicio del posible fin de la Unión Europea y del euro a causa de la salida de Gran Bretaña, debida también a un populismo alarmante de políticos miopes dispuestos a engatusar a masas ignorantes. También será recordado por el mayor éxodo después de la Segunda Guerra Mundial. Y para terminar, el comienzo de la percepción de los peligros de la comunicación de redes sociales como difusores de mentiras. Entre ese maremágnum, aprovecho para desear lo mejor a los apreciados lectores.