Los tres estados tienen derecho a una porción específica del líquido del lago y hoy esos tres gobiernos buscan la manera de evitar un eventual desabastecimiento en sus territorios, y lo que muchos han llamado una posible guerra por el agua que comparten.
Nevada, Arizona y California trabajan conjuntamente para buscar soluciones a esta situación y antes de que finalice el 2016, durante los últimos días de este mes, se reunirán nuevamente representantes de las tres regiones para avanzar en un acuerdo que garantice el suministro de agua.
A nadie le interesa una guerra por el agua, así que los esfuerzos van dirigidos a garantizar que el 2017 empiece con un plan concreto y sólido que pueda garantizar que la mayor parte del Oeste de Estados Unidos no se quede sin agua.
Son varios los factores que se conjugan cuando de sequía se habla en una zona donde las temperaturas pueden llegan a superar los 110 grados Fahrenheit durante el verano, pues, además del elevado calor que provoca la evaporación, el área recibe anualmente menos de cinco pulgadas de agua de lluvia.
Más del 95% del suplemento regular para mantener los niveles del agua del lago proviene de la nieve que se derrite en los estados de Colorado, Nuevo México, Utah y Wyoming, y es precisamente allí donde, de acuerdo con la Autoridad del Agua del Sur de Nevada, radica el origen del crítico nivel de la reserva.
“Las Montañas Rocosas han tenido menos nieve, ha nevado menos y cuando esa nieve se derrite va al Río Colorado, y del Río Colorado va a varios lugares, incluido el lago Mead”, explica Diana Díaz, Vocera de la Autoridad del Agua del Sur de Nevada.
Más del 95% del suplemento regular para mantener los niveles del agua del lago proviene de la nieve que se derrite en los estados de Colorado, Nuevo México, Utah y Wyoming, y es precisamente allí donde, de acuerdo con la Autoridad del Agua del Sur de Nevada, radica el origen del crítico nivel de la reserva.
Díaz asegura que, pese a la disminución en la llegada de agua, el lago Mead no ha dejado de suplir la misma cantidad de suministro que ha venido enviando por décadas a sus usuarios.
Rudy Zamora, director de Chispa Nevada, una organización que pertenece a la Liga de Votantes de Conservación (LCV, en inglés), asegura que se trata de una consecuencia más del llamado calentamiento global.
“Hay menos nieve por el cambio climático y por la contaminación que producen las plantas que arrojan carbono”, indica.
Este ciclo también podría ser controlado, de acuerdo con Zamora, que apunta a que se debe “cuidar” el porcentaje de carbono que se libera a la atmósfera con un mayor uso de fuentes de energía renovable.
“En el caso de Nevada y Arizona puede ser energía solar porque en los dos estados tenemos al año más días con sol que sin él”, recuerda.
Conciencia ambiental
Pero el director de Chispa afirma también que debe trabajarse en la educación de familias y comunidades para que entiendan primero qué es el cambio climático, cómo los afecta y cómo se puede combatir desde casa para evitar que el preciado líquido desaparezca.
De hecho, tanto la autoridad del Agua del Sur de Nevada como Chispa Nevada realizan continuos programas educativos que buscan informar a las familias sobre las acciones que pueden realizarse en casa y en negocios pequeños para contrarrestar el impacto de la contaminación sobre la producción y conservación del agua.
El gigantesco lago artificial que se encuentra al sureste de Las Vegas, rodeado de un paisaje desértico, se alimenta del río Colorado y abastece hogares, negocios y granjas no solo del sur de Nevada, sino de Arizona y del sur de California, aunque también abastece de agua a México.
A estos esfuerzos se han unido varios estandartes de la economía local de Las Vegas, pues, y contrario a lo que muchos podrían imaginarse, los grandes casinos y hoteles del famoso Strip consumen solo un 3% del agua, mientras que los residentes consumen el 60% y el porcentaje restante se va a otros negocios.
Sin embargo, el ahorro no lo es todo, y la Autoridad del Agua del Sur de Nevada asegura que habrá recortes para los tres estados en la cantidad del agua que se sale del lago Mead.
Además, a nivel local, se está fortaleciendo la reserva que existe y que actualmente podría proveer el líquido durante ocho años a los residentes del Sur de Nevada en caso de una gran emergencia.