Diez años después, el resultado es otro. La lucha contra el narcotráfico deja hasta el momento más de 100 mil personas muertas y otras 28 mil más están desaparecidas.
BBC NEWS MUNDO
Desde carteles religiosos hasta miles de desplazados: 5 efectos colaterales de la guerra contra el narco en México
En los primeros días de la guerra contra las drogas, en diciembre del 2006, el entonces presidente Felipe Calderón prometió: "Haremos que prevalezca el derecho por encima de la violencia, haremos retroceder a la delincuencia".
Además, la última década vio cómo el mapa del narcotráfico se modificaba. Algunas organizaciones casi desaparecieron, pero al mismo tiempo llegaron otras, incluso con más poder.
Joaquín el Chapo Guzmán, quien fue el principal capo de las drogas del continente y uno de los hombres más buscados del mundo, fue capturado. Pero aparecieron otros, incluso más violentos como Nemesio Oseguera Cervantes, el Mencho.
Los mexicanos vivieron historias que nunca habían ocurrido, como el nacimiento de un cartel semireligioso en Michoacán.
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BBC Mundo le presenta cinco fenómenos que nacieron en los primeros 10 años de la guerra contra las drogas.
1. Nuevos protagonistas
En diciembre del 2006, cuando Calderón asumió el poder, en México existían 4 grandes carteles de narcotráfico: Sinaloa, Golfo, Juárez y la Familia Michoacana.
Hoy el panorama es otro. Son 6 las organizaciones con presencia en 24 de los 32 estados del país, según datos de la agencia antidrogas de Estados Unidos, DEA.
Se trata de los Zetas, el cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), Guerreros Unidos, Sinaloa, el Golfo y el grupo de los hermanos Beltrán Leyva.
En estos años, la Familia Michoacana se fracturó cuando algunos de sus líderes fundaron los Caballeros Templarios.
Los dos prácticamente desaparecieron después que el gobierno federal, con ayuda de grupos de autodefensa, capturaron o abatieron a la mayoría de los jefes.
Lo mismo sucedió con el cartel de Juárez, que perdió una sangrienta guerra contra su exsocio la organización de Sinaloa.
Los Zetas, que eran el brazo militar del cartel del Golfo hasta que se separaron en el 2010, fueron durante varios años el grupo más violento del narcotráfico mexicano.
Pero su poder fue menguado después de una embestida militar y la captura o muerte de sus líderes fundadores.
Su lugar en el índice de violencia lo ocupa el cartel Jalisco Nueva Generación, considerado por las autoridades como el más peligroso del país.
2. Violencia histórica
En el 2006, en el país se cometieron 10 mil 237 homicidios según el gubernamental Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (Inegi).
Hasta septiembre de este año la cifra es de 15 mil 200, según el Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP).
La violencia cambió de escenarios. En los primeros años de la guerra contra el narcotráfico los combates se concentraron en Chihuahua, Tamaulipas, Michoacán y Guerrero.
Ahora el 65% de los homicidios se cometen en el Estado de México, Jalisco, Sinaloa, Veracruz, Baja California, Guanajuato, Michoacán, Guerrero, Chihuahua y Ciudad de México.
La capital del país, por cierto, se mantuvo ajena a la violencia por el narcotráfico durante 7 años.
3. Exilio forzado
Uno de los problemas que no se había presentado en un siglo fue el desplazamiento forzado por la violencia.
Desde el 2006 miles de personas huyeron de sus comunidades para protegerse de enfrentamientos armados, o por amenazas de carteles de narcotráfico.
Oficialmente no se conoce una cifra de afectados. La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) dice que son 35 mil 433.
Pero una encuesta de la empresa de opinión pública Parametría asegura que las víctimas son más de 1.7 millones.
Los más afectados son comunidades serranas en Guerrero, Sinaloa y Chihuahua, aunque en distintos momentos también huyeron vecinos de pueblos enteros en Durango y Tamaulipas.
4. Autodefensas, la justicia por mano propia
A principio del 2013, en Youtube se difundió un insólito video:
Un médico del municipio de Tepalcatepec, Michoacán, en el occidente de México, contaba tranquilamente cómo los habitantes del pueblo se armaron para defenderse de secuestros y homicidios.
El doctor era José Manuel Mireles, y su entrevista fue la primera revelación de un fenómeno inédito en la historia reciente del país:
Los grupos de autodefensa comunitaria en Michoacán nacieron para combatir al cartel de los Caballeros Templarios.
Durante más de un año, se encargaron de la seguridad en decenas de pueblos en el sur de Michoacán.
Pero en abril del 2014 aceptaron desmovilizarse. Muchos sus miembros se incorporaron a la Guardia Rural, una corporación policíaca que todavía funciona.
5. Templarios, el cartel religioso
Oficialmente murió dos veces: en el 2010 cuando el gobierno de Calderón presumió su abatimiento.
Y en el 2014, cuando realmente perdió la vida en un enfrentamiento armado.
Es Nazario Moreno González, el Chayo o el Más Loco, fundador del cartel de los Caballeros Templarios.
La organización fue una de las más violentas del país, pero lo que llamó la atención fue que su líder creó una especie de cofradía religiosa para controlar su organización.
De hecho, en algunas comunidades se le rindió culto y hasta se construyó una capilla en su honor.
“Se ungió como santo”, le dijo a BBC Mundo el periodista José Gil Olmos, de la revista Proceso.
Después que en verdad fue abatido, en marzo del 2014, se conocieron historias sobre el cariz semireligioso del cartel.
Para integrarse al grupo los aspirantes debían cumplir un ritual secreto y seguir al pie de la letra los consejos que el Chayo difundió en un código de conducta.
Al documento se le conocía como “La Biblia de Los Templarios”.