En este trabajo participaron el piloto de motociclismo John McGuiness, el surfero Andrew Cotton, el piloto de automovilismo Colin Turkington, el patinador Peter Connolly, el escalador Louis Parkinson y el piloto de Fórmula 3 y Le Mans Oliver Webb, junto a un grupo de seis personas que no eran deportistas profesionales.
El resultado fue que los deportistas respondían un 10 por ciento más rápido y que su memoria respondía con una precisión de un 20 por ciento más respecto a aquellos que no eran deportistas profesionales, debido a su mayor capacidad para afrontar situaciones de riesgo o intensas a nivel emocional.
“En general, los deportistas fueron más precisos en las pruebas de memoria después de la exposición a estímulos negativos, mientras que los no deportistas fueron distraídos por esos estímulos. El rendimiento de los no deportistas se desmoronó en cuanto a velocidad de memoria al enfrentarse a adversidades y situaciones emocionalmente intensas; mientras que las respuestas de los deportistas fueron mejorando”, explicó el profesor Walsh.
El investigador de la universidad londinense calificó como “fascinante” la manera de pensar de estos deportistas a la hora de responder a desafíos en condiciones elevadas de presión, donde tomar una decisión u otra puede “marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso”.
“Desde pequeño me he preparado para competir en las carreras, en un ambiente de riesgo y peligro, y me figuro que eso ha quedado dentro de mi cerebro”, apuntó el piloto de automovilismo Colin Turkington, campeón británico de turismos en el 2009 y 2014.
“La gente desde fuera pensará que estamos locos, pero el riesgo está calculado”, añadió el motociclista John McGuiness, especialista en la carrera de la Isla de Man, donde atesora 23 victorias, y que también compitió en MotoGP entre 1997 y 2000.
La distinta percepción del miedo, del peligro y del fracaso son algunas de las claves para los no deportistas participantes en el estudio, patrocinado por la marca de neumáticos Dunlop. “Creo que los atletas no sienten el miedo de la misma manera que nosotros”, aseguró Lou, una mujer que realizó el test como una de los seis no deportistas.