Salud y Familia

Que el árbol de Navidad no sea un peligro para los bebés

Cuando el bebé comienza a gatear o caminar es muy difícil mantenerlo alejado del colorido y luminosidad de los adornos navideños, especialmente del árbol, que puede causarle daño, si no se toman las precauciones debidas.

Estos son algunos consejos propuestos por babycenter.com y secondbaby.org

  • Evitar colocar adornos de vidrio o cerámica. Aunque son hermosos y lucen maravillosos, no deben decorar el árbol si se tiene un bebé. Los niños adoran los colores vivos y todo el tiempo querrán tocar esos objetos o, peor, llevarlos a la boca.
  • Todos los adornos que se coloquen deben ser irrompibles y prescindir de aquellos que parezcan dulces.
  • Es mejor colocar el árbol en alto y a una distancia en la que el pequeño no la pueda alcanzar. Hay que tomar en cuenta que puede jalarlo con fuerza y caerle encima. También se puede rodear con un “corralito” o amarrarlo a algún mueble.
  • Optar por los árboles artificiales en lugar de los naturales. Los primeros son más durables y ligeros en caso de que se caigan. Los otros son más pesados y, cuando se secan, son combustible en caso de un incendio. Además, si el pequeño sufre de alergias o asma, este puede ser un detonante.
  • Nunca dejar las luces del árbol encendidas. Siempre que se salga de casa o al ir a dormir no solo se tiene que apagarlas, sino desconectar el cable de la corriente de luz.
  • No permitir que el bebé toque las luces. Estas pueden llegar a tener temperatura elevada que puede causar quemaduras en su delicada piel.
  • Los adornos no deben de tener piezas pequeñas que se puedan desprender. Preferir los artículos más sencillos y austeros. Tampoco dejar que los niños se lleven esos objetos a la boca porque muchos están elaborados con pinturas o partículas tóxicas.
  • Los regalos que se colocan debajo del árbol, con lazos y moños de atractivos colores y brillos, son un motivo de curiosidad para el pequeño, pero pueden causarle asfixia.
  • La flor de Pascua es tóxica, por lo que si el niño la toca o se la lleva a la boca, puede intoxicarse. Colocarla en un sitio alto o, aún mejor, obviarla.
  • Alejar las velas encendidas del alcance de los niños. El fuego siempre les llama la atención.

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