EDITORIAL

Por la misma senda de la vieja política

El primer argumento que desbarata cualquier presunción de inocencia en la reciente elección de la Junta Directiva del Congreso es pretender que la población crea que el ungido era la mejor carta para presidir el Organismo Legislativo el próximo 14 de enero, porque ni siquiera en su propia bancada se mencionaba tal posibilidad.

Creo, la agrupación de donde proviene Óscar Chinchilla, es un partido que apenas cuenta con cinco diputados, lo que acrecienta la sospecha sobre las verdaderas razones que pudieron tener quienes necesitaban a toda costa una cara que en apariencia podría desvirtuar comentarios descalificadores.

Por ello es que crece como la espuma la versión del amaño en ese proceso, al punto que el mismo jefe de bancada de Creo, el diputado Carlos Fion, no creía en esa posibilidad, porque se necesita de la fortaleza partidaria para hacer viable una elección. Ello no hace más que ratificar que el diputado Chinchilla se ha convertido en un instrumento de fuerzas ocultas con intereses inconfesables.

No es todo. También son incongruentes las versiones en torno a la reunión en la finca presidencial Santo Tomás, donde varios diputados y el presidente Jimmy Morales afinaron los detalles para el cambio de rumbo en el Congreso, algo que rápidamente fue ratificado por varios de los asistentes, pero que el Gobierno ha intentado, sin éxito, desmentir con declaraciones que solo enredan más la madeja de incoherencias.

Se han dado muchas otras incongruencias, pero la perla de la corona se la llevan Chinchilla y Morales, quienes con sus intentos por descalificar las versiones y la historia registrada en documentos oficiales no podrán convencer a nadie de que los niveles de manipulación, y seguramente de ofrecimientos atractivos para los votantes, les permitieron salirse con la suya y hacer de esta una victoria que podría tener un alto precio para el gobernante.

Por eso es que ahora se puede afirmar con toda propiedad que es falso que Chinchilla no supiera que era el candidato elegido para ocupar la presidencia del Congreso, porque existen documentos que comprueban que estuvo reunido con el presidente días antes de la cita en la finca presidencial.

Solo el oficialismo podría creerse la versión de que el presidente tiene la potestad de reunirse con representantes de otros organismos del Estado, lo cual no es lo que está en discusión, sino la ratificación de muchos de los rumores previos y que resultan confirmados cuando se entrevista a quienes han participado de esos encuentros y los motivos de su presencia en ellos.

Para el Gobierno las cosas se complican más cuando el vocero presidencial pretende vender historias insostenibles que documentos oficiales se encargan de rectificar, lo cual solo abona en desprestigio para el oficialismo.

Uno de los aspectos más lamentables para los actuales gobernantes es que no hayan podido darle la lectura adecuada al mensaje que recibieron de los electores y que, lejos de ello, se han olvidado de sus promesas, lo que solo los conduce por los mismos senderos que ha recorrido la añeja política. Lamentable.

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