“Volver a ganar después de aquel título hace unos años, me hizo sentir muy feliz. Es una gran satisfacción para mí el regresar a lo más alto”, asegura el experimentado jinete, quien en el 2008 representó a Guatemala en los Juegos Olímpicos de Pekín.
Juan Andrés, de padre uruguayo y madre guatemalteca, irradia alegría y disfruta cada etapa de su vida. Su familia es su inspiración y una de sus actividades favoritas a parte de montar, es disfrutar de un “buen asado” en compañía de sus pequeñas hijas gemelas, Ana Sofía y Ana Cristina, su hijo Juan Andrés —15 años—, quien también se dedicó a la equitación, y su siempre y constante apoyo, Michelle, su esposa.
2 medallas ha ganado en Juegos CA y del Caribe, en San Salvador 2002.
Aunque en sus primeros años de vida dejó su país para venir a Guatemala, le gusta mantener ciertas tradiciones, como disfrutar de la “tan famosa y rica carne” de Sudamérica, pero el crecer en el país de la Eterna Primavera le ayudó a llevar con orgullo los colores nacionales, además de haber formado una familia que lo ayuda a vivir de manera plena.
“Mi familia está bastante involucrada en este deporte. No me puedo quejar porque en cada competencia me apoyan y me echan porras. Es una fórmula muy bonita y ojalá algún día pudiéramos competir con mis hijos y estar en algún equipo juntos. Eso es un sueño”, confiesa el medallista en los Juegos Centroamericanos y del Caribe.
Con décadas de experiencia que lo llevaron a ganar medallas en los Juegos Centroamericano y del Caribe de San Salvador 2002 y una aparición en Juegos Olímpicos. Rodríguez quiere volver a sentir esa chispa especial de estar en competencia con los mejores del mundo.
Guatemala no tuvo representantes de equitación en Río 2016 y Rodríguez quiere revertir eso en las próximas justas. “En los Juegos Panamericanos de Lima 2019 se van a repartir las plazas para los Olímpicos de Tokio 2020”, asegura.
En los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro 2007, Rodríguez vio el resultado a tantos años de esfuerzo y dedicación, pues aunque no subió al podio, consiguió su pase a Pekín, algo que quiere volver a sentir. “Cuando uno ya dio una probadita quiere otra vez. Y me prepararé para ser parte de este nuevo ciclo olímpico, con Tokio 2020 como meta”, confiesa el atleta.