Revista D

La era WiFi

Las conexiones inalámbricas de internet llegan a los parques y espacios públicos del país.

Los teléfonos inteligentes y las tablets son indispensables para el trabajo, estudios o entretenimiento (Foto Prensa Libre: Álvaro Interiano)

Los teléfonos inteligentes y las tablets son indispensables para el trabajo, estudios o entretenimiento (Foto Prensa Libre: Álvaro Interiano)

Lejos han quedado aquellos años en los que las conexiones a internet eran mediante una línea telefóni­ca fija. Estas hacían un característico y espantoso ruido. El sistema, además, era lentísimo, pero para ese entonces era una novedad y hasta un lujo que pocos se po­dían permitir. Era la década de 1990. Do­minaban las PC. Pocos imaginarían que tan solo a principios del siglo XXI habría un mundo nuevo, con laptops —de hecho, estas ya se venden menos—, tablets y teléfo­nos inteligentes en los que se podría, desde cualquier punto, navegar por internet.

“Para entonces quizás éramos más hu­manos”, dice Carla Ortiz, psicóloga social. En esa última década del siglo pasado era impensable que los teléfonos celulares se masificaran. La gente aún caminaba con la vista al frente. Conducía con más aten­ción. Compartía más con los amigos y fa­miliares. Hoy el mundo está prendido de una pequeña pantalla, chateando, viendo videos en YouTube, escribiendo en Twitter un escueto comentario acompañado de una foto retocada en Instagram o dándole “me gusta” a un comentario, muchas veces sin sentido, en Facebook. Y todo esto gracias al WiFi, un mecanismo de conexión ina­lámbrico de dispositivos electrónicos.

Nueva era

WiFi (Wireless Fidelity o Fidelidad sin Cables) es la tecnología inalámbrica que técnicamente se conoce como 802.11. Se emplea con más frecuencia para conectar dispositivos portátiles a internet desde un punto de acceso llamado hotspot. La emisión y recepción de datos se hace a través de radiofrecuencia, por lo que nadie ve, oye o siente la transmisión. Así, pues, ¡ciao, alambre telefónico estridente!

Esta es una marca de Wi-Fi Alliance, un grupo de empresas que en 1999 se reunieron con el objetivo de buscar la compatibilidad de las conexiones inalámbricas entre aparatos electrónicos. Ahora este es el sistema de conexión más popular del mundo. Está en las firmas comerciales, edificios públicos, instituciones educativas y hogares, entre otros tantos sitios. “Hoy es posible navegar por internet desde cualquier sitio, por aire, mar y tierra”, expresa el técnico informático Samuel Hernández.

Así que aquella noticia de Nokia, que en el 2007 informaba sobre sus celulares “capaces de sacar fotos y colgarlas al instante en Flickr y acceder a la cuenta de correo electrónico”, parece hasta risible, porque ahora es un hecho que todo móvil inteligente tiene, al menos, esos servicios. La nota hasta remataba: “Quizás en un futuro cercano veremos cámaras y televisores con WiFi”. Por supuesto, desde hace unos tres años los hay.

El auge de la conexión inalámbrica recién ha llegado a los parques y al transporte público de Guatemala, algo que en países desarrollados ya no es novedad.

Expansión

De acuerdo con la Asociación Nacional de Municipalidades (Anam), en el país alrededor de 50 comunas brindan WiFi de acceso libre o proyectan implementarlo. Este tipo de conexiones existen en algunos parques de Guatemala, así como en Patzún, Chimaltenango; Antigua Guatemala, Sacatepéquez; Zacapa y Pachalum, Quiché, entre otros. “Los estudiantes son los principales favorecidos”, asegura Gerson López, secretario ejecutivo de la Anam. “En ciertos casos, la cobertura se extiende a mercados cantonales, como algunos de Suchitepéquez, lo cual ha sido de utilidad para los comerciantes locales”, agrega.

Las universidades se han unido a esta tendencia, entre ellas la de San Carlos, que cuenta con internet inalámbrico desde septiembre del 2009.

El WiFi también se ha extendido a las unidades del Transmetro, en la capital. Carlos Sandoval, vocero de la Municipalidad de Guatemala, indica que recientemente adquirieron otros 46 buses articulados, con capacidad para 240 pasajeros; todos con equipo para que los usuarios puedan conectarse a internet. “Se ha terminado la fase de pruebas, las cuales fueron positivas; el servicio se restablecerá cuanto antes”, afirma. “La señal era tan buena que algunas personas nos reportaron que se podían conectar con sus teléfonos cuando iban cerca de uno de los buses”, enfatiza.

Pese a los avances tecnológicos, cierto sector poblacional se expresa con cautela: “En los parques puede que haya vigilancia con cámaras o con policías, pero, ¿y afuera de ellos?”, se pregunta Miguel Dávila, vecino de Villa Nueva. “Aquí la gente no viene con una tablet o una computadora portátil. ¿Para qué? Si a la vuelta se la roban”, se queja.

De hecho, en un recorrido efectuado por los parques de Mixco y San José Villa Nueva, donde hay servicio de WiFi libre, no se observó a nadie con ese tipo de dispositivos. “A lo sumo lo hacen jóvenes, con su teléfono celular”, añade Dávila.

María Zaghi, encargada de Desarrollo de Negocios de la Asociación Tec Guatemala, opina que es vital desarrollar ese tipo de proyectos. “Las ciudades digitales son impulsadas desde la Agenda Digital Guatemala 2013. No hacerlo sería estancarse”, comenta. Eso es un hecho: en el mundo existen alrededor de 821 millones de usuarios de WiFi, que representan aproximadamente al 40 por ciento de usuarios de internet en el mundo. Para el 2017 se proyecta que sean tres mil 346 millones —para entonces habrá cinco mil 800 millones de personas con acceso a internet—. En los próximos cuatro años, además, ocho de cada 10 usuarios móviles navegarán en puntos WiFi públicos, según cifras de Gowex, una de las firmas líderes en el mundo en la creación de ciudades inteligentes.

Esa empresa prevé hacer de Nueva York la megaurbe del mundo con conexión a WiFi gratis, por el despliegue de más de mil 950 Smart WiFi Zones (zonas de WiFi inteligentes) distribuidos por toda la ciudad y, de esa forma, brindar acceso a internet a sus 200 millones de habitantes y a más de 50 millones de turistas que llegan cada año.

“Con la invasión de las tablets, usuarios, empresas e instituciones comprueban cada día que la demanda de una estructura inalámbrica en la calle es más necesaria que nunca. La saturación de la red 3G, que no fue desarrollada primigeniamente para soportar los volúmenes de datos actuales y futuros, así como la lenta adopción de nuevas tecnologías como el 4G o LTE, ha hecho que el mercado busque su propio camino. Por eso el desarrollo de ciudades WiFi es, ahora mismo, la solución“, expresa Jenaro García, CEO de Gowex, contactado por correo electrónico.

En Guatemala la Ley de Telecomunicaciones autoriza los sistemas WiFi en ambientes públicos, siempre y cuando se instalen sin fines de lucro.

Oportunidad de negocio

¿Qué hace toda esa gente que camina “con los ojos pegados” a la pantalla de un celular conectado a WiFi? Eso, claro, tiene respuesta: casi todos lo hacen para el “ocio virtual”. Según un estudio global de Gowex, el contenido más consultado son las redes sociales, con el 62 por ciento —la mayoría lo hace en Facebook, YouTube y Twitter—. Un 12 por ciento lo emplea para hacer búsquedas en Google, e igual porcentaje para revisar el correo electrónico basado en la web. Otro 5 por ciento ingresa a iTunes y el resto ejecuta otras actividades virtuales.

¿Quiénes son los usuarios más frecuentes? Jóvenes de entre 19 y 34 años (57.2 por ciento).

Este estadillo ha hecho, por ejemplo, que muchos viajeros —el 86 por ciento— consideren al WiFi como el servicio clave al momento de elegir alojamiento, por delante de desayuno incluido o espacio para parqueo. Incluso, ahora varias compañías aéreas ofrecen servicio de internet en sus aviones, entre ellas Air France, Lufthansa, Emirates y Ryanair, con el sistema Fly-by-wire. Algunas empresas que cubren viajes terrestres por Centroamérica incluyen WiFi en sus autobuses.

“Este es un servicio que genera fidelidad en la gente”, asegura Alberto Sazo, experto en mercadeo. Los datos reflejan esa tendencia: el 96 por ciento de los consumidores prefieren tiendas que ofrecen WiFi gratuito, y por ello se hacen más asiduos a esos sitios. De esa cuenta, incluso en Guatemala, más restaurantes y cafés brindan el acceso, al grado de que, según parece, almuerzo y café, más WiFi, es el combo perfecto.

¿Mucho WiFi?

Estar conectado por mucho tiempo, aseguran los expertos, es contraproducente. “Internet puede llegar a ser absorbente. Hay gente que, al estar fuera de la red, observa todo gris y aburrido”, advierte la psicóloga Regina Fernández.

Para esos casos, el libro The Digital Diet (La dieta digital, Three Rivers Press, 2011), recomienda “desintoxicarse” del mundo virtual. Sugiere una regla, casi un mantra, bastante interesante: “Vivo en el mundo real: la pantalla no debe ser mi única conexión social. Tengo que elegir entre personas y aparatos. No tengo miedo a estar desconectado. Confío en mis instintos: si creo que pierdo tiempo en internet, seguramente es verdad. No usaré el teléfono cuando estoy cenando”.

Esa obsesión, incluso, ha sido detectada por hoteles. Los Marriot del Caribe y México abrieron recientemente zonas tech free para sus clientes. En esos espacios nadie está autorizado a ingresar con un aparato electrónico, pues “las vacaciones están para descansar”.

En esa corriente está Camp Grounded, un campamento libre de internet localizado a dos horas y media de San Francisco, EE. UU. Sus promotores dicen que ese sitio trata de desconectar a la gente para reconectarla con la vida real. “Aquí se viene a mirar las estrellas, a andar por la montaña y a practicar el tiro con arco”, refieren.

Aparte del agobio mental, el WiFi podría ocasionar otros daños a la salud. Algunos estudios aseguran que las radiaciones producidas por las antenas y los celulares son perjudiciales. La exposición continua a las señales emitidas por la red inalámbrica, según asociaciones, “puede ocasionar estrés, dolor de cabeza, insomnio, falta de concentración, pérdida de memoria, náuseas y taquicardia”. Algunos médicos también lo consideran una causa de cáncer.

Científicos del Instituto de Física Aplicada, de España, afirman que el tipo de ondas que emiten los dispositivos WiFi no son ionizantes; es decir que no producen efectos inmediatos ni dañinos. Para ello citan un informe del Comité Científico sobre Tecnologías Emergentes y Nuevas, una investigación para la Comisión Europea. El debate está abierto.

Equilibrio

El WiFi ha facilitado la comunicación mundial. La información fluye. Se sabe lo que sucede en el mundo, desde las contrataciones que se efectúan en el futbol europeo hasta del nacimiento de la hija de Kim Kardashian. También lo que hacen nuestros amigos. Asimismo, sirve de entretención. Pero mucho WiFi también desconecta de la realidad. Quizás sea mejor, por las noches, recostarse en la grama y ver las estrellas, la luna… Es probable que se goce de la inmensidad del cielo. Y de seguro dará más felicidad disfrutar de la compañía de los familiares y amigos y no verlos a través de vacuas fotos en Facebook.

RECOMENDACIÓN

Los especialistas en informática recomiendan que al estar conectados a una red WiFi pública, no se debe ingresar a sitios con información personal sensible -bancos, por ejemplo- pues se corre peligro de que terceras personas obtengan contraseñas.

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