El lugar elegido para el acto será la comunidad hondureña de Ocotepeque, en la zona denominada Trifinio, donde convergen las fronteras de los tres países, y allí estarán Hernández junto a sus homólogos guatemalteco Jimmy Morales y salvadoreño Salvador Sánchez Cerén.
El presidente resaltó que los tres países están golpeados desde hace dos décadas por la criminalidad de las pandillas y del narcotráfico, a lo que se sumaron delitos como el tráfico de armas y personas.
Hernández explicó que, al asumir el gobierno en enero del 2014, dispuso un escudo aéreo, terrestre y marítimo con presencia militar en las fronteras pero, como las bandas delictivas se mueven de un país a otro, se volvió necesario “actuar en conjunto”.
Cerca de 70 mil pandilleros operan en los países del Triángulo Norte de Centroamérica, según estimaciones de las autoridades hondureñas.
La ola de delincuencia incluye “asesinatos, extorsión, asaltos, y el temor de la gente a vivir en los barrios y colonias a causa de los problemas de territorio entre las bandas criminales”, explicó.
Añadió que Honduras está reforzando la lucha contra la criminalidad construyendo cárceles de máxima seguridad, para evitar que desde las prisiones los pandilleros sigan dirigiendo las bandas del crimen organizado.
Hernández no quiso dar detalles sobre los números de efectivos que desplegarán los tres países en las zonas fronterizas pero dijo que serán los suficientes para imponer el control y que contarán con los equipos de logística y comunicación necesarios.
Cerca de 70 mil pandilleros operan en los países del Triángulo Norte de Centroamérica, según estimaciones de las autoridades hondureñas.