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Esos datos que significan el 59% de la población, son parte de la Encuesta Libre que la empresa ProDatos efectuó para Prensa Libre y que tenía como objetivo medir la intención de voto de los guatemaltecos para la segunda vuelta electoral, que se celebró el 11 de agosto recién pasado.
En el sondeo se incluyó un apartado para recoger la impresión de la población respecto de los estándares de vida de acuerdo con sus ingresos económicos.
De las respuestas, el 21 por ciento de los mil 201 entrevistados indicó que vive “razonablemente bien”, mientras que otro 20% aseguró que sus ingresos le alcanzan para darse “pequeños gustos”, ya que su economía lo permite.
Por región, la población que vive en el área metropolitana es la que manifiesta tener el índice de bienestar económico más alto que en el resto del país, pues solo dos de cada 10 guatemaltecos que viven en la capital se quejan de su situación.
En el interior urbano la cifra sube a cuatro; sin embargo, al alejarse de las ciudades el panorama se torna desfavorable, ya que en el área rural el estándar de vida es inferior y el número sube a ocho personas que dicen “no me alcanza” o “apenas me alcanza” lo que gano.
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De acuerdo con Gustavo Arriola, coordinador del Informe Nacional de Desarrollo Humano del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), los datos de la Encuesta Libre no son distantes de la realidad del país, donde el 60% de la población vive en condiciones de pobreza.
Esto, según Arriola, significa que las poblaciones sufren de privaciones y no les alcanza para cubrir sus necesidades, las cuales van más allá de la alimentación e incluyen vivienda, educación, salud y transporte, entre otras.
Estudios del PNUD indican que el 23% de los guatemaltecos está privado incluso de la alimentación, lo cual explica por qué el flagelo de la desnutrición crónica -46.5% de niños menores de 5 años no se logra erradicar.
En tanto, la “clase media, que tiene más o menos cubiertas sus necesidades”, alcanza tan solo el 20% de la población.
A criterio del coordinador, lo que esta encuesta refleja es la disparidad entre las áreas rurales y urbanas, lo cual es evidente.
Fritz Thomas, doctor en Economía por la Universidad Francisco Marroquín, afirma que el desempleo influye en la percepción de bienestar económico que tiene la población, y es por eso que es en las áreas rurales donde la situación se vislumbra negativa, debido a las escasas oportunidades de trabajo y al empleo estacional, que es habitual en estas regiones.
En cuatro años
Según la información obtenida por ProDatos, el índice de bienestar económico es favorable para la metrópoli, pues ha tenido una mejora paulatina desde la primera ocasión que esta variable se midió en la Encuesta Libre, en abril del 2015. En el interior urbano el crecimiento también ha sido evidente.
Sin embargo, el panorama no ha sido alentador para los hogares de la zona rural, que han vivido un retroceso en su situación económica en los últimos cuatro años.
En abril del 2015, el índice era de -51 y se fue deteriorando aún más hasta llegar a un negativo 66, según se midió en la reciente encuesta publicada por Prensa Libre.
Rumbo desalentador
En ese panorama de limitaciones económicas que se intensifican en el área rural, donde habitan cuatro de cada 10 guatemaltecos, contrario a dos que lo hacen en la metrópoli, la mayoría de encuestados percibe que su situación en Guatemala no cambiará en los próximos años.
Ante la pregunta ¿Cree que el país va por buen camino? solo el 20% de los encuestados respondió de manera positiva, contrario al 70%, que da un “No” como respuesta.
Arriola refiere que la “desesperanza de ver cómo el sistema político está cada vez peor” puede explicar esa percepción, además de que la gente no ve los cambios que desearía.
El pesimismo de la población es general, pero son las generaciones jóvenes las que tienen una visión menos esperanzadora: el 75% de las personas entre 18 y 25 años considera que la situación no mejorará, en tanto que el 17% tiene una percepción positiva.
Mientras mayor es la edad, los guatemaltecos perciben la situación con más optimismo, pues entre quienes tienen más de 56 años el porcentaje de si el país va por un buen camino es del 27%, mientras que el 61% ve lo contrario.
Según Thomas, si los jóvenes son los que perciben que el país no va por buen rumbo, una de las razones es esa falta de oportunidades, ya que cada año al mercado laboral ingresan alrededor de 200 mil y únicamente se generan 40 mil empleos formales.
Además, los niveles socioeconómicos alto y medio son los que creen que Guatemala “va por mal camino”, ocho de cada 10 guatemaltecos así lo consideran.
El dato no cambia si se segmenta a la población en regiones, pues quienes viven en la ciudad y en las áreas urbanas de la provincia opinan lo mismo.
En el nivel popular la visión es menos sombría, ya que son seis de cada 10 los que perciben que el rumbo que pueda tomar el país no cambiará en nada su situación.
Es en el área rural donde el optimismo de los pobladores es mayor, pues el 24% tiene una visión positiva del curso que lleva Guatemala.
“No hay esperanza de que las cosas cambien. Se piensa que las cosas permanecerán igual en temas como la seguridad y las oportunidades”, refiere Thomas.
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