Tras un primer mandato con mayoría absoluta, el panorama es más sombrío ahora para el líder conservador con el único apoyo de los 137 diputados de su Partido Popular (PP) en un Congreso de 350.
“Si hacemos un esfuerzo, entre todos podemos llegar a entendimientos. Tenemos que intentar convertir esta situación, que es difícil y compleja, en una oportunidad”, dijo a la prensa en los pasillos del Congreso minutos después de ser investido.
Con esta votación, el Congreso puso fin a la parálisis política iniciada tras las elecciones legislativas de diciembre con la irrupción de dos nuevas formaciones, Podemos (izquierda antiausteridad) y Ciudadanos (centroderecha), reflejo del hastío de miles de españoles con la situación del país.
Pero desde entonces, los cuatro grandes partidos (PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos) fueron incapaces de investir a un nuevo presidente de gobierno, provocando incluso la convocatoria de unas segundas elecciones en junio pasado.
La abstención del PSOE, tras una rebelión interna que forzó la marcha de su líder, Pedro Sánchez, férreamente contrario a Rajoy, permitió desbloquear la situación y evitar unos nuevos comicios en diciembre próximo.
Miles protestan
Miles de personas manifestaron hoy en Madrid cerca del Congreso de los Diputados para protestar contra la investidura del conservador Mariano Rajoy como presidente del Gobierno.
Los manifestantes portaron una pancarta con el lema “Ante el golpe de la mafia, democracia” y gritaron “Que no, que no, que no nos representan”, “PSOE-PP, la misma mierda es”, en referencia a los dos partidos mayoritarios de la Cámara Baja.
Una docena de furgones policiales custodiaron el acceso a la Plaza de las Cortes, cerrada al tránsito con una valla y un fuerte cordón de seguridad para impedir el acceso de los manifestantes a las inmediaciones del Congreso.
El diputado del partido izquierdista Podemos, Diego Cañamero, declaró desde la cabecera de la manifestación que “el voto no da derecho ni a oprimir ni a abusar. Nadie vota para que haya cinco millones de parados o desahucios, sino para que haya futuro”.
Cañamero animó a los asistentes a “tomar pacíficamente las calles y plazas, que son el parlamento del pueblo”.
Del pesimismo a la investidura
“‘Chapeau’ señor Rajoy (…) sin mover un músculo y sin hacer prácticamente nada, está a punto de ser presidente”, había ironizado el jueves desde el Congreso Joan Baldoví, portavoz de un partido regional de izquierda, Compromís.
Y es que Rajoy, de 61 años, y en el poder desde 2011, no las tenía todas consigo hace diez meses cuando su Partido Popular (PP) registró su peor resultado desde 1993 y la irrupción de dos nuevos partidos, Ciudadanos (centroderecha) y Podemos (izquierda antiausteridad) dejaron un Congreso muy fragmentado.
En su propia formación, desgastada por la corrupción y la gestión austera de la crisis, algunos se veían sin remedio en la oposición.
Pero Sánchez fue incapaz de tejer un gobierno con Podemos y Ciudadanos y se celebraron nuevas elecciones generales el 26 de junio.
El panorama se esclareció para Rajoy. El PP se mantuvo en el primer puesto e incluso se reforzó con 14 diputados más, mientras el PSOE registró su peor resultado histórico con 85 escaños y Ciudadanos terminó apoyándolo como presidente del gobierno.
Sánchez, que tomó por bandera el “no” a Rajoy, era el último escollo. Pero su intento de buscar alianzas alternativas fue cortado de cuajo por los críticos de su partido, que a principios de octubre forzaron su dimisión e impusieron la abstención para evitar unos nuevos comicios con negras perspectivas para ellos.
Tras una primera votación fallida el jueves, este sábado sobre las 19H45 (17H45 GMT) Rajoy será escogido por mayoría simple con los votos de su partido (137) y Ciudadanos (32) y la abstención del PSOE, que volverá a evidenciar su división: se espera que una decena de diputados desobedezcan la disciplina de voto.
Turbulencias
Sin embargo Rajoy no lo tendrá fácil para gobernar con 137 diputados de 350.
Nunca un gobierno había tenido tan escaso apoyo parlamentario por lo que se avecina la legislatura “más turbulenta de lo que ha sido cualquiera de las anteriores”, estima el profesor de ciencias políticas Pablo Simón.
Rajoy prometió diálogo en temas clave como la educación, las pensiones, el empleo o la unidad del país, amenazada por el independentismo en Cataluña.
Pero una de las primeras medidas a tomar será el impopular recorte de 5.500 millones de euros en 2017 para respetar el objetivo de reducción del déficit público pactado con Bruselas. Y sin lugar a dudas los recortes serán combatidos con fuerza desde la izquierda en un momento de graves desequilibrios económicos.
A pesar de un ritmo anual de crecimiento económico del 3%, el país tiene una tasa de paro del 18,9% y gran parte de sus habitantes sigue sufriendo las consecuencias de la crisis.
Pero si no puede gobernar cómodamente, Rajoy tendrá la carta de disolver las Cortes y convocar nuevas elecciones que los socialistas quieren evitar a toda costa, dice Simón.
Además, dispone de mayoría absoluta en el Senado para bloquear reformas que no le complazcan.
La izquierda radical le promete en todo caso protestas en la calle.
Este sábado, grupos de izquierda, entre ellos el aliado ecolocomunista de Podemos Izquierda Unida, protagonizan una manifestación cerca del Congreso contra la investidura “ilegítima” de Rajoy, fruto en su opinión del entente entre la derecha y los socialistas de la “corrupta” élite dominante.
“Golpe de la mafia” resume un panfleto de los manifestantes retratando a Rajoy con un sombrero de gángster y revólver en mano.