“Te puedes ir al infierno, señor Obama, te puedes ir al infierno”, afirmó Duterte durante una conferencia empresarial en Manila, en la que también dijo, en referencia a la Unión Europea (UE) , “tú puedes elegir el purgatorio”.
El mandatario opinó que Estados Unidos debió haber ayudado a Filipinas en la campaña que impulsa contra las drogas en lugar de reprender públicamente al presidente por las violaciones de los derechos humanos que presuntamente se han cometido.
Las críticas de Estados Unidos hacia la campaña de Duterte surgieron por el elevado número de muertes en operaciones policiales y ejecuciones extrajudiciales, que han superado las tres mil 500 desde su comienzo, cuando el mandatario empezó su mandato, el pasado 30 de junio.
En otro discurso pronunciado poco después frente a la Asociación de Judíos de Filipinas, Duterte insistió en que EE. UU. “había fallado” a los filipinos y ahondó en el distanciamiento con la Casa Blanca que ha venido anunciando las últimas semanas.
“Voy a reconfigurar mi política exterior. Finalmente, puede que corte lazos con América. Prefiero ir a Rusia o a China. Aunque no compartamos la ideología, tienen respeto por nuestro pueblo”, aseveró el mandatario.
A raíz de las críticas de EE. UU., Duterte también ha anunciado que quiere poner fin a los ejercicios militares que ambos países llevan a cabo de forma regular desde los atentados del 11-S.
Más amenazas
Ha amenazado recientemente, además, con incumplir los acuerdos militares firmados con Washington en abril de 2014, que posibilitan una mayor presencia militar estadounidense cerca del mar de China Meridional, una zona que Pekín se disputa con varios países, incluido Filipinas.
Para compensar este distanciamiento con su aliado tradicional, el polémico Duterte ha afirmado en varias ocasiones que tiene intención de estrechar lazos diplomáticos y comerciales con Rusia y China, a donde tiene previsto viajar el próximo 20 de octubre.
EE. UU., la UE y la ONU han criticado abiertamente la campaña contra las drogas en Filipinas porque consideran que no se respetan los derechos humanos más básicos.
El mandatario filipino, sin embargo, se considera incomprendido y asegura que quienes lo critican no son conscientes del alcance del problema que tiene su país con la drogadicción, que afecta a cuatro millones de filipinos, según cifras de la Presidencia.
3,500 personas han muerto en política antidrogas de Duterte.
Por ello, Duterte no deja de afirmar que matará a todos los drogadictos y narcotraficantes que haga falta para salvar a la próxima generación de filipinos.
“Hitler masacró a tres millones de judíos. Ahora hay aquí tres millones de adictos. Me gustaría masacrarlos a todos”, dijo Duterte el viernes último ante la Prensa.
“Si Alemania tenía a Hitler, Filipinas tendrá mis víctimas, que querría que fueran todos los criminales para acabar con el problema y salvar a la próxima generación de la perdición”, añadió el dirigente.
Por este y otros comentarios similares, Duterte ha recibido una lluvia de críticas y en el caso concreto de su comparación de Hitler se ha disculpado públicamente en varias ocasiones, la última hoy.
Pese a los exabruptos, Duterte -gracias a su carácter cercano y espontáneo- se ha convertido en escasos meses en el presidente más popular de la historia moderna de Filipinas, con el 91 por ciento de aprobación en los sondeos de opinión.
Sin cambios en la relación con Filipinas
Por su parte Estados Unidos dijo que Filipinas no le ha informado de ningún cambio en la relación bilateral y que esos lazos siguen siendo “robustos”, después de que el presidente filipino, Rodrigo Duterte, enviara “al infierno” a Barack Obama y anunciara que suspenderá los ejercicios militares conjuntos.
“Estados Unidos no ha recibido ninguna petición oficial del presidente Duterte ni de ningún otro funcionario filipino para alterar ninguno de los aspectos de nuestra cooperación bilateral”, aseguró el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, en su conferencia de prensa diaria.
“De hecho, hoy comienzan nuestros ejercicios militares conjuntos anuales con las Filipinas, un ejemplo de la fuerte alianza que tenemos. Es una alianza robusta y beneficia a los dos países”, añadió.
El portavoz de la Casa Blanca opinó que los comentarios de Duterte “no encajan con la cálida relación que existe entre los pueblos estadounidense y filipino”, pero evitó criticar abiertamente a Duterte.
No obstante, aseguró que “Estados Unidos no dudará en seguir planteando sus preocupaciones sobre las ejecuciones extrajudiciales” dentro de la campaña contra las drogas en Filipinas, algo que le sigue “preocupando profundamente”.
“El uso de ese tipo de tácticas es completamente incoherente con los derechos humanos universales y los valores compartidos de nuestros dos países. Y valoramos nuestra fuerte alianza con las Filipinas, pero no guardaremos silencio sobre nuestras preocupaciones respecto a esto”, subrayó Earnest.