Francisco, que tomó como pontífice el nombre del santo de Asís, eligió el día de San Francisco, el 4 de octubre, para llevar personalmente ánimos a las víctimas del terremoto.
Tal como lo había anunciado el domingo último en el avión de regreso de Georgia y Azerbaiyán, se trata de una visita de “carácter privado”, sin la compañía de autoridades ni medios de comunicación.
“Voy solo, como sacerdote, obispo, papa. Pero solo. Así quiero que sea. Y quiero estar cerca de la gente”, había anticipado a los periodistas del vuelo papal.
Francisco llegó en un pequeño automóvil privado a Amatrice a las 9.10 horas locales, y se dirigió inmediatamente a la escuela provisional construida con materiales prefabricados, donde estudian un centenar de alumnos.
300 muertos dejó terremoto en Amatrice.
La escuela del pueblo, recién restaurada, se derrumbó debido al sismo, convirtiéndose en un símbolo para los italianos de devastación y negligencia.
“Estoy aquí solo para decirles que me siento cercano a ustedes. Nada más. Cercanía y oración”, dijo a los primeros que saludó.
El portavoz del Vaticano, Greg Burke, difundió en Twitter fotos del papa saludando a los adolescentes y estrechando la mano de un hombre, visiblemente emocionado, que perdió a su mujer y sus dos hijos en el sismo.
Una visita privada
“Desde el primer momento sentía la necesidad de venir, pero no quería causar molestias”, confesó.
“Aquí han fallecido tantas personas bajo los escombros. Recemos a la Virgen por ellos”, pidió luego en la “zona roja”, cerrada al público por el riesgo de derrumbe de las viviendas en parte derruidas.
En silencio y ante los cúmulos de escombros, el Papa oró por las víctimas, los heridos y las personas que han perdido sus casas y sus haberes.
“La presencia del Papa aquí es un mensaje importante, porque nos trae la esperanza”, aseguró el alcalde de Amatrice, Sergio Pirozzi, quien acompañó al Papa durante su visita.
Durante su recorrido estuvo acompañado también por el obispo de Rieti, Domenico Pompili, y por el párroco de Amatrice, Savino DAmelio.
“Ha sido una sorpresa la visita del Papa. No sabíamos que venía hoy, nadie nos advirtió. Para nosotros es un momento de consolación espiritual”, declaró emocionado el anciano sacerdote a la televisión italiana.
Francisco continuó luego en el mismo automóvil su visita a otras localidades afectadas por el terremoto, entre ellas Accumoli y Arquata del Tronto.
Antes de llegar se detuvo en Rieti, la capital de la provincia, para saludar uno por uno a los 60 enfermos internados en un hospital, muchos de ellos heridos por el terremoto, con los que además almorzó.
La jornada, sin agenda oficial, deberá concluirse con una etapa a Asís, la tercera en este año, para rezar ante la tumba del santo de los pobres y patrón de Italia en el día de su fiesta.
El sismo causó daños por unos US$4.47 millones, según cálculos del Gobierno, que prometió que las localidades afectadas serán reconstruidas tal cual.
Un total de mil 800 personas afectadas por el sismo siguen alojadas en tiendas de campaña o en hoteles de la zona, según un último balance comunicado por la protección civil en septiembre pasado.