Desde su nacimiento, el 20 de febrero de 1961, Pablo estuvo relacionado con la migración, pues su padre, Juan Pablo Jiménez, viajó de Todos Santos Cuchumatán, Huehuetenango, a Cuyotenango, Suchitepéquez, para trabajar en la finca San Rafael Olimpo.
En ese lugar pasó parte de su niñez, pero debido a la pobreza se vio obligado a trasladarse a la capital, para dedicarse a lustrar zapatos, lavar carros y trabajar como ayudante de bus.
Recuerda que su lugar preferido para trabajar era la terminal de buses de oriente, hoy conocida como Plaza Barrios, en la zona 1 capitalina.
Pese a las adversidades, Pablo nunca olvidó su sueño de sobresalir, y con mucho esfuerzo se graduó de maestro en el Instituto Mixto Rafael Aqueche y estudió Administración de Empresas en la Universidad Rafael Landívar. Le faltaron dos años para graduarse.
Debido a la poca oportunidad laboral decidió ir tras el sueño americano, en 1991. “Me sentía atrapado, no conseguía trabajo y el salario era una miseria”, recuerda el connacional, ahora de 55 años.
“Al principio fue bastante duro, porque uno se encuentra con una cultura e idioma diferente. Estudié inglés y en 1999 obtuve el título de locutor. Al graduarme, me empecé a desenvolver en las radios, trabajo que hago hasta la fecha”, afirma.
Su primera experiencia de cabina la obtuvo en la radio La Qué Buena, de Los Ángeles, y posteriormente en Radio Cali.
En el 2012 encaminó un proyecto propio al fundar la emisora Novedades 91.9 FM, que llega a todo el mundo por internet. Al principio solo se transmitía música, pero en la actualidad y con ayuda de colegas y amigos la programación es variada, incluso cuentan con espacios de opinión.
En su programación incluye un segmento denominado Memorias y andanzas por mi Guatemala, que lleva a un paseo imaginario por todos los rincones del país.
Labor humanitaria
A través de la radio, Pablo llegó a tomar conciencia de las condiciones de los vendedores y desde el 2010 emprendió una lucha junto a las autoridades angelinas para que se respeten los derechos y que se les de un espacio para vivir.
El cariño y la admiración de los comerciantes le valió para ser nombrado presidente de la Asociación de Vendedores de la Calle 6, que aglutina a unos 75 comerciantes, entidad que se encuentra bajo la tutela de H.O.L.A, organismo de ayuda humanitaria dirigido por Obelio Orozco, otro migrante de San Pedro Sacatepéquez, San Marcos.
Además, gracias a que habla mam sirve de traductor en la corte estatal, para situaciones migratorias.
El connacional, quien posee un permiso de trabajo en ese país, se siente orgulloso de ser guatemalteco y con frecuencia viste el traje típico de Todos Santos Cuchumatán, habla su idioma materno y promueve la cultura y la música del país. También declama sus propios poemas.