Información de las direcciones departamentales de Educación indica que, en promedio, hasta el 20 de septiembre último los estudiantes habían recibido 153 días de clases.
Se calcula que al ciclo escolar 2016 le restan 18 días, por lo que el promedio nacional culminaría con 171 días de clases, nueve menos que los 180 planificados.
Causas
Una de las causas de que los niños no reciban la totalidad de días de clases programados es que al menos el 10 por ciento de los maestros se unieron a paros y actividades convocadas por el Sindicato de Trabajadores de la Educación de Guatemala (STEG), las cuales duraron alrededor de un mes.
En el Ministerio de Educación laboran más de 152 mil maestros, por lo que en los paros participaron unos 15 mil.
Por esta situación, el pasado 25 de agosto, en una actividad en la que se buscaban estrategias para mejorar la educación mediante la aplicación de la tecnología, el presidente Jimmy Morales pidió a Joviel Acevedo, cabecilla del STEG, que le ayudara para que los niños pudieran recibir los 180 días de clases.
Afectados
Al ser consultado sobre cuántos niños no alcanzarían a recibir los 180 días de clases, el ministro de Educación, Óscar Hugo López, respondió: “Hay departamentos que para el último día hábil de agosto ya llevaban 165 días de trabajo. Si a eso le sumamos 20 de septiembre, son 185, más otros 10 de octubre, son 195; es decir, llegaron a pasarse del estimado o del estándar de 180”.
El funcionario reconoció que hay departamentos que están bajos en ese aspecto. “Hablamos de 130 días, pero si a esos les sumamos los 20 de septiembre y los 10 de octubre suman 160 días. Es decir, a pesar de que hubo esa paralización, la cantidad de días fue menor, y si le sumamos que van a tener la oportunidad de recuperar las tardes o sábado, eso llegará a una cantidad muy cercana a 180 días”, enfatizó.
Secuelas
El ministro precisó que muchos de los maestros que participaron en los paros no descuidaron del todo a sus estudiantes y han recuperado tiempo para cumplir con las competencias y los contenidos de los cursos.
Cuando se le preguntó si serían sancionados los maestros que no recuperaron el tiempo de clases aseveró: “Hemos pedido informes a las direcciones departamentales para identificar si todavía hay maestros que se ausentaron y no quieren reponer el tiempo. Cuando tengamos el informe de esa situación tomaremos las decisiones en cuanto a las medidas administrativas que se estarán tomando”.
Bernardo Caal, de la agrupación Magisterio en Resistencia, lamentó que el promedio nacional quede abajo de los 180 días de clases. “Las direcciones departamentales tienen el control de quienes no llegan a clases y la responsabilidad de rendirle cuentas al pueblo de Guatemala y tomar las medidas administrativas en contra de los maestros que no cumplieron”, precisó.
Joviel Acevedo, dirigente del STEG, refutó los datos proporcionados por el Ministerio. “Nosotros, incluso con el viceministro —Alejandro— Canto, hicimos cuentas y no llegaba a 187 días”.
“Sin contar los maestros que están en el Programa de Desarrollo Académico Docente, que estudian a doble jornada el sábado y se preparan, además de las tareas extraaula”, argumentó Acevedo.
Se afecta a niños
- Hosy Orozco, miembro de la Gran Campaña por la Educación, comentó que cuando se diseñan los programas de estudio se establecen unidades, y no cumplir con el cronograma establecido afecta directamente a los estudiantes, particularmente en las últimas unidades, que son las que generalmente tienen contenidos fuertes.
- “Por ejemplo, los contenidos de Matemática no son fáciles de simplificar y tienen un ritmo. En ese caso hay que tomar medidas como ampliar jornadas o darle prioridad a algunas materias”, aseveró Orozco.
Imposible medir
- Mario Rodríguez, experto en educación del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos, comentó que, pese a que el parámetro de 180 días fue puesto para medir la calidad educativa, atrás de ese requerimiento no hay coherencia en el uso del tiempo.
- “El Ministerio no tiene mecanismos para determinar el aprovechamiento del tiempo. Lo que se debería medir es el beneficio que tiene el estudiante en ese tiempo. Los 180 días pueden ser poco o mucho; vale más el empeño de los maestros”, dijo Rodríguez.