Desde que relevó a su hermano Fidel cuando enfermó en 2006, Raúl Castro declaró la producción de alimentos asunto “estratégico” de su gobierno, pues el 80 por ciento de lo que comen los cubanos es importado, por entre US$1 mil 500 y US$1 mil 800 millones al año, una carga insoportable para las menguadas finanzas del país.
Con unas 3.3 millones de hectáreas sin cultivar en 2007, de las 6.6 millones de superficie agrícola, Cuba comenzó en 2008 el reparto de tierras ociosas en usufructo, la importación y fabricación de aperos, y mejoró el pago para los campesinos, pero la producción bajó debido a huracanes, sequías y trabas burocráticas.
Pedro Olivera, director del Centro Nacional de Control de la Tierra, dijo al diario oficial Granma que desde septiembre de 2008 fueron entregadas 1.18 millones de hectáreas a 128 mil 435 solicitantes, pero el 30 por ciento de estas todavía no ha comenzado su proceso de preparación para entrar en producción, por diferentes razones.
“Pese a esas entregas, todavía el 40 por ciento” de la tierra cultivable “está ociosa”, señaló Granma, que citó informes del Ministerio de Agricultura.
Según el ministro de Economía, Marino Murillo, “el sector agropecuario decreció 2.8 por ciento” en 2010 y “no se alcanzan los niveles previstos en 12 producciones agropecuarias”, entre ellas arroz, carne, huevos, hortalizas, cítricos y verduras.
“El sector agrícola ya lleva dos años de caída, lo que hace evidente que las transformaciones allí han sido insuficientes. Si se logra que despegue la agricultura, estaríamos resolviendo varios problemas al mismo tiempo”, enfatizó Vidal.
Raúl Castro propuso cambios para “actualizar” el modelo de economía socialista cubano, buscar eficiencia y aumentar la productividad, recogidos en un programa de 291 puntos —30 dedicados a política agroindustrial—, que debe refrendar el VI Congreso del Partido Comunista en abril.
“En mi opinión, ahí está el cuello de botella”, dijo Vidal; mientras Anicia García, directora del Centro de Estudios de Economía Cubana de la Universidad de La Habana, señaló en un estudio que “para un despegue de la agricultura urgen políticas dirigidas a promover el sector”.
El Gobierno dictó esta semana un aumento de 43 por ciento en el arroz que se vende fuera de la canasta básica; el medio kilo pasó de US$0.15 a US$0.25 dólares. El de frijoles cuesta US$0.90.
“Cuando pase el invierno volveremos a lo mismo: se pierden (escasean) las verduras”, dijo un comprador en el mercado Plaza del Cerro, en La Habana.