El Gobierno de Trump ha endurecido su estrategia ante el Gobierno de Maduro, que rompió relaciones diplomáticas con Washington el pasado 23 enero pasado después de que la Casa Blanca reconoció al líder opositor Juan Guaidó, titular de la Asamblea Nacional (AN, Parlamento), como presidente interino de ese país.
Guaidó se atribuyó entonces las competencias del Ejecutivo invocando la Constitución de Venezuela.
Desde entonces, Washington, que considera ilegítimo al Gobierno de Maduro, ha anunciado una serie de sanciones contra funcionarios, familiares y allegados al presidente venezolano, que han alcanzado también a empresas estatales de Cuba.
Las más recientes medidas de Washington, anunciadas el pasado 25 de julio, afectaron a tres hijastros de Maduro y al empresario colombiano Alex Saab, por supuestamente haber robado “cientos de millones de dólares” del programa de comida subsidiada conocido como Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap).
Además, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) incluyó ayer entre los fugitivos más buscados al vicepresidente económico de Venezuela, Tarek El Aissami, al que acusa de narcotráfico internacional.
La Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) denunció hoy una nueva incursión aérea de Estados Unidos en el espacio de Venezuela y acusó a ese país de querer crear un “incidente” con estas prácticas.
El pasado 22 de julio, el Gobierno de Maduro denunció que un avión espía estadounidense hizo otra incursión en el espacio aéreo venezolano, en medio de los señalamientos cruzados entre ambos países por un episodio similar ocurrido en la región de vuelo de Maiquetía, en el centro-norte de Venezuela.
El Comando Sur de Estados Unidos dijo el 21 de julio que su avión EP-3 “estaba realizando una misión reconocida y aprobada en espacio aéreo internacional sobre el mar Caribe”, y que la aeronave venezolana lo “siguió de forma agresiva”.
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