LA ERA DEL FAUNO
Cosas “verdes”, Sancho Amigo
Qué fruto extraño es el corozo. Pájaro vegetal que se hace el muerto negreando sus agujas para que lo creamos descompuesto, pero está más limpio que algunos cucuruchos. Hoy Sábado de Gloria, mientras escribo esto, el corozo invade mi olfato y me llena de alegría. ¿Qué? Caramba. Me indican que me equivoqué de mes. Pues bien, modifiquemos.
Qué fruto extraño es el mes de la Independencia. Pájaro vegetal que se hace el muerto negreando sus símbolos patrios para que los creamos descompuestos, pero están más limpios que algunos patriotas. Mientras esto escribo, acuden a mi mente la bandera, la ceiba, la monja blanca, la monja negra y mis sentimientos encienden antorchas de alegría.
El sol rojo de septiembre flamea sobre los prados que reverdecen. Los rayos caen asaeteados sobre las latas de los autos y salpican gotas de calor. Se ven tan cristalinos que cualquiera diría que llueve. Es parte del ensueño. Cada país tiene su propio efecto iluminante.
Al fondo del paisaje, el Himno Nacional que nos escribió un cubano, el Señor Don José Joaquín Palma, cuya letra original decía “Tinta en sangre tu hermosa bandera/ De mortaja al audaz servirá” y otras rudezas que fueron modificadas. Ya se sabe, cada poeta debe revisar sus líneas para que aflore la dulzura antes que la herida.
La letra también decía que nuestros padres “Te arrancaron del potro sangriento y te alzaron un trono de amor”. No se sabe a qué clase de potro se refería. Es de suponer que se trataba del potro donde torturaban a los cristianos en la Inquisición. Era una pieza de madera donde acostaban a la persona, la ataban y poco a poco iban estirándola hasta que cantaba: “¡Yo fui! ¡Perdón! Robé con Fulano, con Mengano”. O bien, “No hice nada, soltadme, soltadme, fue un desliz”. Pero, el verdugo giraba la rueda, gozoso, pues hay que ver cómo los verdugos de todos los tiempos se divierten con el estiramiento de músculos ajenos.
La modificación quedó bien: “Y lograron sin choque sangriento/ colocarte en un trono de amor”, tal como lo cantamos en las Olimpíadas de Río y lo habríamos cantado en Rusia 2018 si así lo hubiese dispuesto Destino.
Como a mí, acaso sucedió a muchos de vosotros, digo, de ustedes, que de niño no entendía esto: “que de patria en enérgico acento/ dieron vida al ideal redentor”. Ni al derecho ni al revés, ni dentro ni fuera del contexto del cuerpo lírico. Sigo sin comprenderlo. Perdonen. Sospecho que José Joaquín era poeta muy métrico. Por otra parte, donde dice: “es tu enseña pedazo de cielo”. Ojalá, a los niños de hoy sus profesores les expliquen que “enseña” es un estandarte, no como los míos, que nunca me explicaron nada y lo creía un conjugado del verbo enseñar. Por eso, no le encontraba sentido cuando cantaba, en vez de “Es tu enseña”: “Es tú, enseña”. Nada raro para un niño torpe como yo, que me la pasé cantando en cientos de misas: “Un mil desgracias” cuando debía decir “Humildes gracias”.
El caso es que estamos en el mes más lindo del año. O, al menos, en el más emprendedor, con el perdón de enero. Saludémoslo citando el acta de Independencia, cuyo primer punto me paralizó cuando lo leí tuiteado por el analista político Jorge Santos: “1. Que siendo la independencia del gobierno español la voluntad general del pueblo de Guatemala (…) el Sr. Jefe político la mande publicar para prevenir las consecuencias que serían temibles en caso de que la proclamase de hecho el mismo pueblo”.
¿Qué? ¡El acta no fue proclamada por el pueblo, eso habría sido temible! Fue voluntad “general del pueblo” firmada por pocos “ilustres”. Cosas verdes, Santos amigo. Digo, “veredes”, Sancho.
@juanlemus9