Un informe de esa oficina gubernamental revela que en el 2013 se elevó en un 123.7 por ciento el número de “residencias que comenzaron” a construirse en Samaria y Judea (nombres bíblicos con los que Israel se refiere a Cisjordania).
Y esa cifra representa el 5.7 por ciento del total de todas las viviendas cuya construcción se inició en Israel el año pasado.
De la población total israelí de 8 millones de habitantes, unos 350 mil, en torno al 4.4 por ciento, reside en Cisjordania, ocupada por Israel en 1967.
En ese territorio junto a Jerusalén Este y la franja de Gaza los palestinos aspiran a establecer su futuro estado.
El aumento de la construcción en esa zona no incluye Jerusalén Este, pues el informe recoge un porcentaje que engloba al distrito jerosolimitano en su conjunto, es decir, la zona oeste y la parte oriental, esta última capturada por Israel en la guerra de 1967.
La difusión de estos datos se produce en momentos de alta tensión en el proceso de paz en Oriente Medio que patrocina Estados Unidos, y poco antes de que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se reúna con el presidente estadounidense, Barack Obama, en la Casa Blanca.
Los palestinos han expresado en repetidas ocasiones su oposición a la construcción en los asentamientos, que consideran reduce al mínimo la viabilidad territorial de su futuro estado.
El Ejecutivo de Netanyahu, por su parte, insiste en que la edificación en las colonias judías no ha impedido que se lleven a cabo procesos de negociación en el pasado.
La comunidad internacional y dirigentes como la canciller alemana, Ángela Merkel, recientemente o el propio Obama, han condenado duramente la expansión israelí en el territorio ocupado palestino como uno de los principales obstáculos en el camino a la paz.