Entre 1979 y el 2014, la región perdió de 7 a 19 días de hielo por década en esas 19 regiones, revelaron imágenes satelitales.
“A causa de la dependencia (de los osos) del hielo marino, el cambio climático constituye la principal amenaza para su supervivencia”, advierte el informe.
Se estima que la población total de Ursus maritimus es de apenas unos 25 mil individuos.
Convertidos en emblema de los estragos del cambio climático, estos grandes carnívoros permanecen la mayor parte del tiempo en la banquisa, donde cazan, descansan y se reproducen.
Al fundirse los hielos, regresan a tierra firme y deben sobrevivir apelando a sus reservas de grasa durante períodos que se están volviendo cada vez más largos.
Y estos grandes palmípedos deben nadar distancias cada vez más largas antes de hallar un lugar donde instalarse.
Dependen de la capa de hielo especialmente para cazar las focas, su presa favorita, y tienen cada vez más dificultades para atraparlas mientras nadan.
El Ártico se está calentando dos veces más rápido que el resto del planeta bajo el efecto del cambio climático generado por las emisiones de gas de efecto invernadero, resultantes en buena medida de la combustión de energías fósiles por los seres humanos en un planeta superpoblado.
Los osos polares podrían perder un tercio de su población de aquí a mediados del siglo XXI, advirtió en el 2015 la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, que de momento los clasifica entre las especies “vulnerables”.