Su única hija murió en julio, por lo que a sus 89 años tuvo que dejar su retiro para hacerse cargo de sus nietos y de su esposa enferma.
BBC NEWS MUNDO
La conmovedora historia de Fidencio Sánchez, el anciano vendedor de helados en Chicago para el que recaudaron más de US$200 mil
Fidencio Sánchez tomó su viejo carrito de paletas (helados de palo) y salió a las calles de Chicago (EE.UU.) para hacer lo que ha hecho durante más de 20 años.
Fidencio Sánchez sale todos los días desde temprano a sonar las campanillas de su carrito y vender paletas, como lo ha hecho durante más de 20 años. (ALAMY)
“Pensamos, ¿qué vamos a hacer? Tenemos que pagar las cuentas”, dijo el hombre, nacido en Morelos (México), a la cadena ABC News.
Hace unos días Joel Cervantes Macías lo vio en la calle y le conmovió la dura imagen del hombre encorvado que se esfuerza por trabajar.
Cervantes decidió crear una petición en línea para reunir dinero para Fidencio.
En menos de una hora ya tenía la meta inicial de US$3 mil cumplida. Este lunes la cifra ya superó los US$200 mil .
“Me rompió el corazón”
Sánchez había dejado su negocio de paletas heladas en La Villita, el barrio mexicano de Chicago, durante un tiempo.
Antes su esposa le ayudaba a vender las paletas, pero ella también tuvo que dejar el trabajo el año pasado debido a su mala salud.
Con la muerte de su hija, Fidencio se vio obligado a retomar el trabajo.
“Me levanto temprano y (trabajo) durante todo el día hasta las ocho de la noche”, dijo.
Cervantes Macías aseguró que le “rompió el corazón” al ver la imagen del hombre que debería estar disfrutando sus años de vejez.
Al verlo el viernes pasado le compró 20 paletas por US$50.
Publicó la foto en Facebook con el comentario: “Respeto a este hombre al máximo”.
Macías dijo que decidió crear la campaña de recaudación de fondos en línea para darle “alivio para Fidencio, el hombre de las paletas”.
Ahora Fidencio cuenta con una buena ayuda económica, pero como buen hombre de trabajo dice que seguirá saliendo a la calle a vender sus paletas.
La Villita seguirá escuchando las viejas campanillas de su carrito.