En Quetzaltenango, la gitana Vanushka es la patrona de los enamorados gracias a la leyenda de su fracaso amoroso, la cual cuenta que la familia de su pretendiente lo alejó de ella. Su tumba, en el cementerio altense, es muy visitada por parejas, que le llevan flores.
En Sololá, el viento Xocomil que sopla en el Lago de Atitlán, envuelve muchas historias de amor, unas de ellas trágicas, como la leyenda del guerrero kaqchiquel Utzil, quien huye con la princesa quiché Zacar, perseguidos por el pueblo de esta, y para atravesar el Lago reciben ayuda de un caimán, al que el combatiente le dio agua de una tinaja días antes y evitó que muriera de sed.
En el lomo del caimán, Utzil fue en busca de una barca, pero al retornar encontró a su amada muerta, por lo que tomó el cadáver y se arrojó al Lago.
Según la leyenda, por las tardes, Utzil y Zacar juegan en el lago, y el Xocomil sopla para que nadie los vea o moleste. Por ello, parejas de Santiago Atitlán solían utilizar una tinaja durante el cortejo, inspirado en Utzil y Zacar, aunque en la actualidad es solo parte del folclor.
Fermín Herrera, cronista de Huehuetenango, relató que las piedras de Captzín, que se encuentran junto a la ruta a San Juan Ixcoy, representan a dos enamorados que quedaron petrificados cuado huían de la oposición de sus familias al amor que se sentían.
En Chiquimula, grupos folclóricos presentan la Danza de Solimán, el rey moro, que se enamoró de Andrea, una española que no lo aceptó, por sus creencias religiosas.