Fishman, también compositor musical de televisión, conversó vía telefónica, desde Israel, con Prensa Libre, sobre las sorprendentes habilidades musicales de los integrantes —que cantan a capella—, conocidos como Beat-on, Scratcher, Tubas, Alta, Mezzo, Bari-tone, Tenoro y Soprana, y cuyo lema es “la vida es música y la música es vida”.
¿Qué música terrestre le gusta interpretar a Voca People?
Lo divertido de nuestro espectáculo es que Voca People canta temas ampliamente conocidos. Nuestro propósito es que entre más reconocidas sean las canciones, la gente más apreciará el talento de cantar a capella. Voca People interpreta desde música clásica de Bach y Mozart hasta temas de The Beatles y Lady Gaga. Tratamos de cubrir en 90 minutos de show la mayor parte de la música occidental del siglo XX.
Voca People se enfoca mucho en la música de las décadas de 1980 y 1990, ¿es su favorita?
Tengo 37 años y tenía 32 cuando creé el grupo. Crecí con música de la década de 1980 y 1990, por lo que esta refleja mi gusto musical y es un repertorio que todos conocen. Pero me inclino también por la de otras épocas, como la clásica.
¿Qué tan difícil es imitar sonidos instrumentales?
Es una buena pregunta. Nos basamos en el concepto de una orquesta vocal en el que los integrantes imitan instrumentos como tubas, trompetas, violines y guitarras, y todos los sonidos incluidos en el beatboxing —habilidad de imitar beats de baterías, ritmos y sonidos musicales utilizando la boca, la lengua y los labios—. Pero vamos más allá de lo que la gente asocia a la música a capella, porque contamos una historia divertida e improvisamos en diferentes géneros. Los integrantes son artistas vocales muy creativos; cubren 27 canciones en cinco minutos. Todo cambia en segundos; saltan de un solo a otro muy rápido, pero además de cantar, bailan, actúan y la pasan bien.
¿Hay algún sonido que no puedan imitar?
Creo que sí, pero los integrantes tienen habilidades sorprendentes de imitar todos los sonidos del beatboxing. Los efectos vocales que reproducen son increíbles, como el de bebés llorando o el de hojas que caen de los árboles en una manera musical. A todo le ponen un ritmo. En el espectáculo se disfruta cómo imitan motores o el vuelo de helicópteros. Es una experiencia única.
¿Qué espera el público guatemalteco de su espectáculo?
Un show muy divertido, cómico, talentoso, feliz, pero con mucha precisión. Ellos se comunicarán con el público solo con música. Tanto abuelos como padres y nietos amarán el espectáculo y será inolvidable. En todos los países todos salen cantando y riendo.
¿La música es felicidad?
Definitivamente. A Lior y a mí hace seis años se nos ocurrió hacer algo fresco, divertido y feliz, algo que disfrutáramos viendo y así nació la idea de que ocho extraterrestres cantaran a capella. Cuando eso te inspira, lo llegas a amar y es un agregado cuando se convierte en un éxito. La mejor recompensa de tu trabajo no es el dinero, sino el hecho de que el público aplauda al final del show.
No todos aman los chocolates, por ejemplo, pero todos aman la música. No hay nadie que no tenga su música favorita.