Con fanes que la esperaban desde primera hora aguantando el sol bajo improvisados paraguas, Stone entró tímida en la alfombra para después relajarse ante los fotógrafos, luciendo la mejor de sus sonrisas.
También dedicó largos minutos a atender a sus fans, firmando autógrafos, haciéndose selfis y transformando su sonrisa en abiertas carcajadas.
Tanto era el tiempo que dedicó a sus admiradores que miembros de la organización tuvieron que advertirle de que el director de la película la esperaba para posar juntos ante los fotógrafos.
Volvió casi corriendo junto a él, posó rápidamente y regresó para seguir firmando autógrafos hasta que recorrió la fila entera de la gente que la aclamaba.
Fue la última en entrar a una sala en la que se celebra la gala de inauguración del festival con la proyección de La la Land y con la entrega previa del León de Oro de honor al realizador polaco Jerzy Solimowski.
El encargado de entregarle el premio es el actor británico Jeremy Irons, que llegó con una levita negra de cuello mao, acompañado por su esposa, Sinéad Cusack, y que también se acercó a saludar a sus fans.
Antes habían entrado todos los miembros del jurado de la sección oficial, con el cineasta británico Sam Mendes a la cabeza, y entre los que está el realizador venezolano Lorenzo Vigas.
Y numerosos invitados que portaban sus mejores galas.
Escotes más que generosos, aberturas de falda interminables y ostentosos collares en los vestidos de las mujeres, con predominio del blanco y el negro, color elegido por la actriz española Pilar López de Ayala, que es miembro del jurado del premio Luigi de Laurentiis a la mejor ópera prima.
Entre los hombres, reparto entre los que llevaban esmoquin y los que respetaron el deseo del director del festival, Alberto Barbera, de llevar traje como señal de respeto a las víctimas del reciente terremoto en el centro de Italia.