La iniciativa de reforma fiscal fue planteada por el gobierno del presidente Jimmy Morales, aunque este jueves solicitó al Congreso de la República que regrese la iniciativa presentada.
¿Que opinión tiene de la reforma fiscal?
En Guatemala, desde hace varios años, siempre colapsa un diálogo para incrementar impuestos. Pero es urgente que se incremente la recaudación tributaria para financiar el gasto social.
¿Pero cree que existe una oposición general?
Sí, y es una objeción válida de la población el rechazar nuevos impuestos, por los casos de corrupción que descubrieron la Cicig y el Ministerio Público el año pasado.
Mientras, otros dicen que estarían dispuestos a pagar más si se refleja que el dinero será bien usado para financiar salud, seguridad y educación. Con corrupción, nadie va a pagar impuestos.
¿Qué se debería hacer?
Deben existir mecanismos de fiscalización del gasto público ciudadano y armar un montaje institucional de transparencia y rendición de cuentas, que es algo que no existe y que puede salir de los movimientos sociales
¿Qué otras aristas hay?
El otro problema es que existe una gran fracción de la población económicamente activa (PEA) que no tributa, y existe otra objeción cierta, según la cual, los contribuyentes que cumplen exigen que estos paguen, y es algo en lo que no se avanza.
¿La reforma castiga de nuevo a la clase media?
Se debe diseñar un plan mediante el cual se sacrifique al que tiene más para que pague más, como un principio de equidad tributaria básico.
No se puede estar pidiendo más recursos a alguien que no los tiene, y el que puede, no paga.
Eso se puede resolver con los impuestos al patrimonio, que son directos y que caen sobre los ingresos de las personas, para lograr una tributación progresiva.