El juez Gálvez, quien el 5 de agosto cumplió 50 años, es abogado egresado de la Universidad de San Carlos de Guatemala. En su judicatura ha conocido casos de alto impacto como el proceso en contra de Eduardo Villatoro Cano, por la masacre de policías en Salcajá, Quetzaltenango, y la desaparición de Cristina Siekavizza. Es conocido también por haber enviado a juicio el caso de genocidio, contra José Efraín Ríos Montt, y en el último año ha tenido a cargo los casos La Línea, TCQ y Cooptación del Estado.
Compartió con Prensa Libre algunos detalles de su vida, dentro y fuera del tribunal.
Antes de cada audiencia, ¿cuál es su rutina en casa y en la oficina?
Lo primero que hago cuando me levanto es darle gracias a Dios por un día más. Luego, bañarme, cambiarme. Vivo un poco retirado, entonces salgo aproximadamente a las 4.45 o 5 de la mañana, es la hora que no encuentro tráfico. Estoy aquí en la capital como a las 6 de la mañana para ir a algún lugar a desayunar y luego trasladarme para la oficina a las 7 o 7.15 y empiezo a preparar los códigos, ver los delitos, sacar las leyes especiales y juntar todo. Después de eso, revisar el proceso sería lo normal. Hay veces, por la carrera, a uno ya no le da tiempo de revisar de nuevo y entra a la audiencia de una vez.
Luego de cada audiencia, como en el caso Cooptación del Estado ¿cómo se siente anímica y físicamente?
Solo con el hecho de haber dejado ese proceso, pues me siento bastante relajado, me siento un poco liviano, como que tuviera una responsabilidad muy fuerte encima y como que la andaba cargando, y el hecho de haber salido con una resolución me tranquilizó bastante. Es un proceso muy extenso.
¿Qué desayuna normalmente?
Cereal, panqueques; trato de no comer mucho huevo; dos veces a la semana, no mucho, porque siento que si se come lo mismo, aparte de que aburre, el mismo cuerpo tendría problemas.
¿A dónde va al terminar una audiencia?
Usualmente a la casa, a excepción de que haya una capacitación.
A veces, cuando hay mucho trabajo, me quedo aquí —oficina— en la tarde y mejor espero que baje el tráfico. Incluso antes de acostarme voy subrayando las fotocopias y por eso que los post-it los he comprado por cantidades.
Si usted mirara los procesos, los tengo marcados e identificados, a modo de simplificar al máximo la forma como se va dictar la resolución.
¿Cuánto duerme?
Usualmente me voy acostando entre 10 de la noche y 1 de la mañana; me levanto a las 4 o 4.15.
¿Tiene algún lugar o rutina de relajación o meditación?
Trato de correr y de salir en bicicleta. Cuando salgo puntual de aquí voy a correr en la tarde, en la colonia. Los sábados y domingos es normal que haga ejercicio. Trato de mantenerme relajado.
¿Qué religión practica?
Soy católico, pero he ido mucho a otro tipo de iglesias. Yo tengo una concepción a mi forma de Dios.
Siempre he pensado que en cualquier lugar puede estar Dios cuando hay armonía.
¿Reza antes de una audiencia?
Siempre le doy gracias a Dios por el día y le pido que me dé sabiduría.
¿Cuántos años tiene?
Cumplí 50 años —el 5 de agosto—. No soy muy dado ha hacer mucha bulla con mi cumpleaños; siempre he pensado y sentido que el cumpleaños es estar solo conmigo mismo y ponerme a pensar tanta cosa que he hecho, qué no se ha hecho y qué mejorar cada día. Este año, por el proceso, como que le dio mucho seguimiento y se enteraron, pero siempre había pasado desapercibido.
¿Cuántos años tiene de ejercer el Derecho?
De graduado tengo 26 años, egresado de la universidad de San Carlos de Guatemala, y de estar en la Corte tengo 17 años.
¿Cómo se convirtió en el titular del Juzgado B?
Aquí estoy desde que fue inaugurado el juzgado. Vamos para cuatro años de estar funcionando como juez contralor de competencia ampliada, que se conoce como B.
Si no hubiera ejercido el Derecho, ¿a qué otra cosa se hubiera dedicado?
Pues siempre me incliné por la Arquitectura, por el dibujo. De niño dibujaba bastante.
¿Imaginó que algún día le tocaría emitir resoluciones sobre las acciones de un expresidente y gran parte de sus ministros?
La verdad, nunca lo pensé. Desde que entré al Organismo Judicial la oralización casi no se daba en los tribunales y desde que llegué a Chiquimula busqué la oralización, y así fue como me acostumbré a fundamentar.
La esencia del proceso penal no solo es la investigación, sino es una buena fundamentación. A veces se ha criticado mucho que una resolución no solo es tardada sino que explico mucho, pero qué mejor que haya alguien que le pueda explicar a una persona sindicada por qué está siendo acusada y que ellos mismos puedan ejercer el derecho de defensa.
¿Le sorprendió que el expresidente, ex vicepresidenta y exministros estuvieran frente a usted?
Sí, por supuesto. Ya se imagina cómo se puede sentir uno, máxime que esos cargos son para personas muy honorables.
Entonces quiera que no genera cierta situación de… —gesticula—
¿Por qué insistir en que sus resoluciones no son por presión de nadie ni presión popular? ¿Alguien lo ha presionado?
No. El problema es que a este tipo de proceso se le ha dado mucha publicidad y eso genera en determinado momento que las personas utilicen muchos discursos en esa forma.
El hecho de estar señalando, estar diciendo e insistir genera que nosotros demos un paso adelante para transparentar al máximo la administración de justicia.
¿Ha pensado en renunciar al caso Cooptación del Estado?
No. Yo me siento bien. El proceso está bonito, yo ya conozco bastante el proceso. Que sea por voluntad mía, no.
Aparte son los aspectos legales, que eso ya escapa a mi función, pero de momento no.
¿Tiene hijos?
Sí, un hijo.
¿Qué opina su familia de los casos de alto riesgo que lleva?
Pues, preocupados, lógico que preocupados, por el tipo de proceso y en determinado momento porque puede haber algo más allá. Esos son los riesgos que tenemos los jueces y en determinado momento son normales.
Por procesos tan extensos como Cooptación ¿cuánto tiempo le dedica a su familia?
Es muy poco tiempo. La verdad que en estos procesos tiene que estar uno prácticamente las 24 horas metido en ello.
¿Cuál es su libro y autor preferido?
La verdad es que hay bastantes. Todos los de Gabriel García Márquez, los libros rusos me gustaron bastante, sobre todo autores clásicos. Guatemaltecos, Miguel Ángel Asturias.
El que me gustó también fue Caos, de Flavio Herrera; Metamorfosis, de Franz Kafka. Hermann Hesse es un autor alemán que tiene buenos libros.
¿Qué libro lee últimamente?
Ahora he dejado un poco los libros y obras. El libro que he estado leyendo es Narcotráfico, corrupción y Estados, es bantante moderno, son varios escritores pero hacen una relación de Colombia, México y Guatemala, con relación a lo que son estructuras, pero especialmente hablan de las redes ilícitas.
¿Tiene mascotas?
Un perrito de raza beagle.
¿Cuál es su gran sueño?
Una Guatemala próspera, en donde se acorte un poco la distancia entre ricos y pobres y haya, sobre todo, justicia, que se consolide un estado de Derecho fundamental, que es el legado que nosotros le vamos a dejar a los niños.
¿Cómo le gustaría que la historia lo recuerde?
Me gustaría que me recordaran bien, pero sobre todo la preocupación de consolidar un estado de Derecho, que yo siento que es fundamental en Guatemala.
Si lo llegaran a postular a un alto cargo, como fiscal general o ministro de Gobernación, ¿aceptaría?
De momento no lo he pensado. He estado aquí bastante, compenetrado en los procesos. A la hora de que llegue a pasar una cosa de esas lo tendría que pensar en su momento.
¿Cómo reacciona con la gente que lo mira en la calle y pide tomarse una foto con usted?
La educación es algo fundamental en los seres humanos y lo único que hago es cumplir con mi función de juez, no he pensado llegar más allá. Pienso que por el tipo de procesos he tenido una forma que me ha servido a mí como escudo, incluso para estar vivo en este país, es que he sido lo más transparente posible.
¿Qué es lo que más le ha llamado la atención de la gente que se le acerca y lo saluda?
La sinceridad. Hay gente que se mira bien sencilla económicamente y me dicen: ‘me gustaría invitarlo a desayunar’. Yo les digo, es que no es así, pero la gente me dice: ‘Yo lo voy a hacer’. Lamentablemente nuestro país está tan necesitado de transparencia, de gente honesta.
¿Ha sentido miedo?
Por supuesto, es normal. Siempre he pensado que el miedo es algo interno de la persona y en estos países, por la inseguridad, las coyunturas que estamos viviendo, con mayor razó