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5 fotos casi desconocidas que cambiaron el mundo
No encontrarás estas fotografías en ningún libro de mesa de centro. No son artísticas y la gente que las tomó no aparece en el salón de la fama de la fotografía. Sin embargo, estas cinco fotos escogidas por cinco expertos para la BBC han tenido un enorme impacto en el mundo. Descubre por qué.
La primera imagen de rayos X provocó inquietud pues parecía una intromisión en la intimidad de la gente. Imagen cortesía del Welcome Trust. WELCOME TRUST
Las imágenes hechas con rayos X desde hace tiempo son algo común, dice Kelley Wilder, quien escogió esta imagen.
Pero cuando la mano de Anna Berta, la primera imagen de rayos X, apareció fue sorprendente, singular y bastante misteriosa, agrega la profesora adjunta de Historia Fotográfica de la Universidad De Montfort de Leicester, Inglaterra.
La fotografía de 1896 de la mano izquierda de Anna Bertha Ludwig Röntgen muestra claramente sus huesos, articulaciones y tejido blando, incluso su gran anillo de matrimonio.
Quién la tomó fue su esposo, Conrad Wilhelm Röntgen, que no quería confiarle los detalles de sus investigaciones a un asistente.
Aunque esta imagen marcó el inicio de las radiografías médicas, en un principio alarmó al público.
¿Un instrumento que podía ver debajo de la piel? ¿Qué implicaba para la privacidad?
Es fácil entender por qué esta fotografía causó la misma reacción pública que la introducción de los escáneres corporales para aeropuertos en 2007.
Sin embargo, los pacientes pronto aceptaron que era un avance. Después de todo, hasta ese momento, los doctores sólo podían ver qué pasaba dentro del cuerpo al cortarlo y abrirlo.
La nebulosa de Orión
Actualmente, las fotografías de alta resolución de las nebulosas o galaxias son tan abundantes que adornan las paredes de estudiantes en todos lados.
Pero cuando Henry Draper tomó la primera imagen de una nebulosa, fue uno de los grandes logros de la historia de la fotografía.
Por ello es importante resaltarla, según Omar Nasim, académico en la Escuela de Historia de la Universidad de Kent, Inglaterra.
La fotografía había existido por unos 40 años, cuando la imagen fue captada en 1880. Ya se había fotografiado a la Luna, el Sol, las estrellas, cometas e incluso algunos planetas, pero no nebulosas, ya que su luz era muy tenue.
Se necesitaron 51 minutos de exposición para lograr esta imagen, pero incluso así, los críticos decían que los dibujos a lápiz de la nebulosa eran mejores que la foto.
Sin embargo, siendo la primera fotografía de su tipo, esta imagen abrió innumerables nuevas líneas de investigación y disparó debates sobre los cuerpos que participaron en la formación de la Tierra y el Sistema Solar.
Su aparición generó preguntas no sólo sobre el tamaño del Universo, sino también acerca del origen de la humanidad misma.
Los campos de los dogones
¿Alguna vez has mirado por la ventana de un avión mientras aterriza? ¿Has visto las casas, los caminos, campos, edificios y te has preguntado cómo sería vivir ahí?
Jeanne Haffner, profesora en el Departamento de Historia y Ciencia en la Universidad de Harvard, Estados Unidos, le contó a la BBC que Marcel Griaule era un etnógrafo francés que se había entrenado en fotografía aérea durante la Primera Guerra Mundial.
Tomó esta fotografía desde las alturas a mediados de los años 30, cuando visitó por cuarta vez a los dogones, una tribumuy reservada que tallaba sus viviendas en las rocas de las fallas de Bandiagara, en lo que hoy en día es Mali, África.
Griaule se maravilló ante la belleza y la armonía de los rituales, mitos y formas de vivir de los dogones.
Creía que el paisaje, visto desde arriba, podía revelar secretos sobre la vida de los habitantes, que servirían para enseñarle a los occidentales cómo crear una sociedad más feliz.
Los dogones vivían en casas que reflejaban su entorno así como sus estructuras familiares y sus valores.
Esta foto allanó el camino para una generación de arquitectos occidentales, planificadores y sociólogos que desarrollaron un enfoque nuevo, más humanístico, hacia los espacios construidos.
Las casas Broom
Esta foto de una fila de casas sin nada en particular no llama la atención a primera vista.
Entonces, ¿por qué es la escogida por Elizabeth Edwards, la directora del Centro para la investigación fotográfica de la Universidad De Montfort?
Porque marca el momento en el que documentar la vida diaria se convirtió en un pasatiempo.
El hombre que tomó la foto, W. Jerome Harrison, era un erudito victoriano que lanzó un gran plan para documentar la historia visual del país.
Bajo su influencia, cientos de fotógrafos aficionados empezaron a tomar fotos de edificios que eran importantes para ellos, no porque fueran conocidos, sino porque eran típicos de su área y mostraban cómo era la vida en esa época.
Ahora las bibliotecas y museos están llenos de estas exhibiciones, que forman la columna vertebral de muchas colecciones de historia local.
Organizaciones actuales, como Wiki-buildings (Wiki-edificios), documentan la historia visual de edificios a una escala mucho más grande.
Pero el acto de abrirle el camino a la gente para que defina qué es lo que importa empezó con Harrison y cambió la forma en la que una nación se veía a sí misma.
El hombre desaparecido
En 1866, un carnicero se sentó para que lo fotografiaran en el lejano pueblo de Wagga Wagga, Australia. Tres años después, la foto que le tomaron acaparó la atención de Reino Unido.
Se volvió en el foco de la batalla legal más larga de ese país, y generó debates sobre evidencia, leyes, ética y reconocimiento facial que no han cesado desde entonces, señala Jennifer Tucker, profesora adjunta de Historia y Ciencia en la Sociedad de la Universidad de Wesleyan University, EE.UU.
El sujeto de la foto era conocido por sus vecinos como Tom Castro. Sin embargo, en su registro de nacimiento, en Londres, aparecía como Arthur Orton.
Había emigrado a Australia en 1852 para empezar una nueva vida y una década después, se tomó esta foto para probar su identidad como Sir Roger Tichborne, un aristócrata inglés que había desaparecido de la costa de Brasil hacía 10 años.
No es de extrañar que luce un poco sospechoso en el retrato.
Sorprendentemente, la foto convenció a la madre del hombre desaparecido, Lady Tichborne, de que Tom/Arthur era realmente su hijo.
Con su ayuda económica, el hombre de la foto navegó de vuelta a Europa.
Cuando su “madre” murió casi un año después, reclamó la herencia y el resto de la familia Tichborne no aceptó.
El juicio fue el más largo y más caro en la historia legal británica hasta la fecha, con la fotografía como una evidencia central.
La imagen en sí genera preguntas importantes: ¿es la fotografía una forma de empoderamiento o de vigilancia y control? ¿Puede usarse para establecer qué es real y qué es ficción?
Interrogantes que siguen vigentes, aunque hayan sido planteados hace ya 150 años por una foto de un carnicero de Wagga Wagga.