Otros estudios anteriores han indicado que el incremento de la actividad física puede reducir el riesgo de cáncer de mama en las mujeres posmenopáusicas, y que esto podría deberse a que el ejercicio disminuye los niveles de estrógeno endógeno.
Cher Dallal, una experta en prevención oncológica en el Instituto Nacional del Cáncer, dijo en la conferencia que “pocos estudios han evaluado la influencia de la actividad física en la descomposición de estrógenos en las mujeres posmenopáusicas”.
Este proceso, llamado metabolismo del estrógeno, resulta en una variedad de moléculas llamadas metabolitos.
Dallal y sus colegas analizaron los casos de 540 mujeres sanas, posmenopáusicas en el Estudio Polaco de Cáncer de Mamas, conducido por el Instituto Nacional del Cáncer de EE.UU. entre 2000 y 2003. Ninguna de las participantes recibía tratamiento hormonal por la menopausia.
Los investigadores midieron la actividad física con un acelerómetro, un pequeño aparato que las mujeres llevaron en la cintura durante las horas de actividad durante siete días.
Según Dallal los acelerómetros proporcionan lecturas objetivas de la actividad física, a diferencia de los informes que den las participantes mismas, que ha sido la forma predominante de medición en los estudios anteriores.