Salud y Familia

Riesgos e infecciones más comunes por el mal uso y poco cuidado con los lentes de contacto

Hay quienes utilizan lentes de contacto y desconocen los riesgos que implica al no tomar las medidas necesarias de higiene y otros cuidados que requieren. Conozca las recomendaciones para usarlos adecuadamente y evite los riesgos:

(Foto Prensa Libre: Shutterstock)

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Los lentes de contacto son discos delgados y transparentes que las personas utilizan con fines cosméticos, para cambiar de color de ojos, o con fines médicos, para corregir su vista. Estos se colocan en la superficie de los ojos, en la capa lagrimal que cuida y lubrica la córnea.

De acuerdo con Fernando Noriega, oftalmólogo, estos “son herramientas que permiten colocar la graduación adecuada para nuestros ojos sobre la superficie ocular, y así poder tener una visión clara”. Y explica que están diseñados para corregir los defectos refractivos como la miopía, el astigmatismo e hipermetropía.

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Asimismo, este tipo de lentes han facilitado la práctica de ciertas actividades como la realización de deportes o la comodidad que implica no tener puestos los anteojos.

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Sin embargo, aunque las personas utilicen los lentes de contacto diariamente, a veces desconocen los cuidados que conllevan y cuáles son los riesgos que corre su salud al no tomar estas medidas de higiene y de otro tipo.

¿Todos los lentes de contacto son iguales?

Al momento en que decide usar lentes de contacto, es importante que acuda con especialistas en oftalmología y se realice una evaluación para conocer qué debe corregir, cuál es su graduación y el nivel de gravedad de su problema, ya que el tipo de lente dependerá de sus necesidades.

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De acuerdo con Federico Hermes, oftalmólogo, además de revisar la vista para la graduación adecuada de los lentes, también es importante acudir con especialistas para determinar el tipo de lentes a usar, así como la forma de estos para que queden bien adaptados, que no toque la córnea y que tenga las curvaturas adecuadas.

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Noriega explica que existen dos familias básicas de lentes de contacto, los rígidos y los blandos.

Lentes de contacto rígidos

Los rígidos son los primeros que fueron creados y, originalmente, estaban hechos de metacrilato, mejor conocido por sus siglas, PMMA. Más adelante se crearon los lentes gaspermeables, que se caracterizan por ser duros y mantener su forma tanto al manipularlos como al usarlos.

Este tipo de lentes de contacto, son recomendados para quienes padecen de queratocono, una condición progresiva que afecta la córnea, pues esta se vuelve más delgada y el paciente presenta síntomas como visión borrosa, sensibilidad a la luz y resplandor. Con los lentes rígidos, es posible corregirlo.

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Aunque al inicio podría parecer un tanto incómodo usarlos, debido a su rigidez, Noriega explica que este tipo de lentes permiten una visión más nítida y funciona mejor para corregir astigmatismos más altos.

Además, los lentes rígidos permiten una mejor respiración del ojo y esto reduce las posibilidades de una infección en estos órganos tan importantes.

Lentes de contacto blandos

El otro tipo básico de lentes son los blandos, hechos de hidrogel, que se caracterizan por ser más cómodos y a los que los pacientes se adaptan con mayor facilidad, gracias a su material.

Aunque no permite la misma nitidez de visión que los rígidos, pueden utilizarse en pacientes con problemas de visión como la miopía, la hipermetropía y el astigmatismo.

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Además, dentro de esta categoría, también se clasifican por el tiempo que se pueden usar. Hay de uso diario, que deben ser retirados y desinfectados durante la noche, aunque el tiempo de uso por día varía según el fabricante.

Hay de uso extendido, que deben ser desinfectados por lo menos una vez por semana, y también están los desechables, que no deben desinfectarse, pero deben ser cambiados cada día, semana o mes, de acuerdo con el período recomendado.

¿Por qué es importante cuidarlos?

Recordemos que se trata de herramientas que tienen contacto directo con la superficie del ojo, por lo que es necesario tomar medidas de higiene para evitar la proliferación de bacterias y, en consecuencia, que se desarrolle una infección en el ojo.

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Hermes menciona las siguientes consecuencias por el mal cuidado de los lentes de contacto:

Úlcera corneal

Esta es una afección en la capa externa del ojo y puede ser causada por lesiones directas e infecciones. Los síntomas son dolor ocular, lagrimeo excesivo, visión borrosa y sensación de un cuerpo extraño en el ojo.

Si se trata de una causa infecciosa o viral, el tratamiento podría basarse en antibióticos, pero siempre es importante acudir con especialistas para recibir un diagnóstico adecuado, en cuanto presenta los síntomas.

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De acuerdo con Hermes, la úlcera corneal podría ser causada cuando los lentes de contacto son sumergidos en soluciones inadecuadas, como agua.

Vale la pena recordar que las soluciones son sustancias sanitarias capaces de limpiar los lentes y lubricarlos “para que permita el paso de lágrima entre el lente y la superficie del ojo y que este órgano esté oxigenado”, explica Noriega.

Reacciones alérgicas

Al no formar parte del ojo, el organismo puede identificar los lentes como un cuerpo extraño, entonces, en algunos pacientes, se podría presentar una reacción alérgica. Los síntomas más comunes son ojo rojo, comezón y lesiones en la córnea.

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Además, naturalmente existen proteínas en las lágrimas y, por ello, se forman depósitos de proteína en los lentes de contacto. Al no colocarlos en la solución de remoción, podría provocar visión borrosa e incomodidad.

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Lo recomendable es que consulte con su médico para saber cuál es la solución en la que debe colocar sus lentes, en qué momento colocarlos y, en caso de presenciar dichos síntomas, realizar un diagnóstico y recibir el tratamiento correspondiente.

Quemaduras en la córnea

Además de lubricar los lentes para que el ojo respire y para la remoción de proteínas, es importante hacerlo pues los lentes resecos están más propensos a una rotura o que se astillen al momento de ‘pellizcarlos’ para colocarlos en los ojos.

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Según Hermes, los lentes quebrados o astillados podrían provocar quemaduras en la córnea. “Regularmente, cuando el lente está astillado, ya no genera una superficie lisa para afrontarse frente a la superficie ocular”, dice Noriega, y explica que la forma de percatarse de esto es cuando ya no se siente comodidad con el lente.

Infecciones

De acuerdo con Noriega, lo recomendable es utilizar los lentes por un período durante el día, pero no dormir con ellos, ya que, debido al acúmulo de alguna bacteria, podría provocar conjuntivitis o una inflamación por el contacto del lente sobre el ojo.

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Y agrega que, como consecuencia del uso prolongado del lente, también podría darse una vascularización al nivel de la periferia de la córnea, es decir, la presencia de vasos sanguíneos y linfáticos en el tejido.

Asimismo, existe algunos riesgos al bañarse con ellos: es posible que los pierda al tener contacto con el agua, pero también podría acumularse jabón entre el lente y el ojo y esto lo irritaría por más tiempo, explica Noriega.

Otras recomendaciones

Vale la pena recordar que el lente de contacto es un dispositivo que tiene contacto directo con la superficie del ojo y que, por lo tanto, todo el tiempo está afrontando el tejido. Por eso, es necesario lavarse las manos antes de ponérselos y antes de quitárselos.

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Además, siempre deben estar lubricados y, para ello, debe utilizar soluciones para limpiar sus impurezas. También, dice Noriega, hay que lubricar los ojos para que haya una adecuada película lagrimal del lente de contacto en nuestro ojo.

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Y, aunque existan lentes de contacto cuyo material permita la permeabilidad del oxígeno, es importante que los alterne con los anteojos y, de esta manera, sus ojos puedan oxigenarse con el contacto con el ambiente y evitar problemas en la córnea.

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Recuerde que todo síntoma debe evaluarse con un especialista para recibir el tratamiento adecuado a su diagnóstico.

 

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