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Cómo empezar un negocio exitoso en la universidad como hizo Mark Zuckerberg con Facebook

Ha pasado poco más de una década desde que Mark Zuckerberg se retiró de Harvard a los 19 años para poner en marcha Facebook.

La red social lo terminó convirtiendo en el cuarto hombre más rico de Estados Unidos y en un héroe para cualquier universitario aspirante a emprendedor.

Claro que Zuckerberg ya era una especie de prodigio cuando comenzó su imperio global. Pero para aquellos con habilidades más modestas, hoy existen miles de escuelas en todo el país que ofrecen cursos sobre espíritu empresarial.

Los días en que los estudiantes buscaban aprender técnicas para trabajar para otros parecen cosa del pasado.

“Ha habido un vuelco gigante”, dice Derrick Maggard, director del Centro de Sistemas de Apex para la Innovación y el Emprendimiento en la Universidad Virginia Tech.

“La mayoría de estos estudiantes creció durante la gran recesión y vio a sus padres, tíos o abuelos en una terrible lucha para mantener sus empleos dentro de una empresa”.

“Son reticentes a entrar al mundo empresarial”, dijo Maggard. “Dicen: 'No quiero que me pase a mí, yo quiero controlar mi propio destino”.

Según el experto, las características más importantes para un emprendedor exitoso son la capacidad de manejar la ambigüedad y las habilidades para llevar una idea a buen término.

“Ideas hay por montones y no hay nada en el mundo que alguien no haya pensado una ya. Todo se reduce a la capacidad de ejecutar una idea, lo que es un proceso muy difícil”, dice.

Mark Zuckerberg vale hoy más de US$52.000 millones y sólo el año pasado sumó US$18,000 millones a su fortuna según Forbes.

Intentar lo “loco”

Si bien Zuckerberg representa un pequeño porcentaje de los emprendedores exitosos, puede haber nuevas empresas creadas en un dormitorio universitario que vayan por el mismo camino.

Dyn fue cofundada en 2001 por Jeremy Hitchcock, estudiante del Instituto Politécnico de Worcester, Massachusetts.

Desarrolló una forma de optimizar el flujo de datos entre las empresas en línea y sus usuarios para mejorar el rendimiento de internet.

Dyn, con sede en Manchester, New Hampshire, ahora emplea a 400 personas y cuenta con clientes como Twitter y Etsy.

“Yo le daría el mismo consejo a todos los estudiantes universitarios: vayan e inicien una empresa, o sean parte de algo donde estén creando o construyendo, ya que es el momento en la vida cuando se tiene libertad de exploración. Y hagan algo loco, algo que no sea tradicional”.

Maggard dice que no hay mejor lugar para la experimentación que un campus universitario donde los estudiantes además pueden desarrollar redes profesionales.

“Si eres un estudiante emprendedor y tienes una idea con una fecha límite para lanzarla al mercado, yo te recomendaría que te tomes unos días y le des la opción. Pero esas oportunidades son raras”, dice.

“Trabaja en tu proyecto mientras estás en la escuela. Desarrolla la idea y sigue estudiando el mercado. Luego, cuando llegue el momento y estés listo para avanzar, ve por ello”.

Emprendimiento femenino

A los 29, Mehr Pastakia ya tenía un grado en Horticultura, pero su primera compañía la había iniciado en su azotea, mientras todavía estudiaba en la Universidad Johns Hopkins Carey Business School, de Baltimore.

“Sólo quería aprender lo que todo el mundo parecía saber sobre los negocios”, cuenta.

“Tenía algunas clases buenísimas y grandes compañeros que hicieron que la experiencia realmente valiera la pena”.

Una de las lecciones más importantes fue la gestión de conflictos y el desarrollo de autoconocimiento como líder.
Pastakia también conoció un potencial inversionista enfocado en apoyar compañías creadas por mujeres.

“Las mujeres empresarias están en aumento”, dice Maggard. “Pero uno de los desafíos que enfrentan es el acceso a capital. Se sabe que los capitalistas de riesgo invierten menos en start-ups que pertenecen a mujeres”, se queja.

“Las investigaciones muestran que las mujeres son más reacias al riesgo que los hombres, y eso puede ser visto como desfavorable”, dice Kathy Korman Frey, emprendedora que está haciendo una residencia en la Universidad George Washington.
Su proyecto, “Hot Mommas Project” es la biblioteca en línea de casos de estudio de mujeres más grande del mundo.

Sin embargo, asegura que la actitud hacia las mujeres empresarias está cambiando.

La revolución de los “millennials”

“Si sé que mi inversión está más segura con una persona que va a considerar todas las opciones antes de tomar una decisión, entonces es una (buena) estrategia de inversión”, afirma.

Asegura que los millennials, particularmente las mujeres, tienen una definición distinta de “éxito” y saben balancear mucho mejor la ecuación vida-trabajo.

“Son mucho más sofisticados al buscar oportunidades más allá de su estado actual y determinar la manera en que quieren que sea su vida y su trabajo. No quieren ser parte del 50% de divorcios en las cortes, como sus padres”, dice Korman.

Maggard coincide en que las nuevas generaciones de emprendedores universitarios tienen ambiciones que van más allá de hacerse rico.

“Muchos de nuestros estudiantes vienen a investigar cómo resolver grandes problemas reales”, comenta Maggard.

“Piensan en cosas que de alguna manera les permitan marcar la diferencia en el mundo. Tenemos a estos emprendedores sociales en una cultura de impacto social y eso es muy bueno”, agrega.

“Sólo tenemos que proveerles las herramientas adecuadas y los recursos para que puedan ser exitosos”.

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