El acuerdo, que comenzará a regir según un escenario “optimista” en el segundo semestre del 2016 una vez aprobado por el Parlamento Europeo, “está adaptado a nuestras necesidades”, aseguró, en el sentido de que “potencia a su máxima expresión las oportunidades” para Ecuador y reduce “a su mínima expresión los costos y los riesgos”.
La UE y Ecuador habían reanudado las negociaciones en enero tras una pausa de cuatro años. La semana pasada lanzaron la cuarta y última ronda de negociaciones, pero se vieron obligados a suspenderla luego de que la UE presentó “posiciones nuevas que podían cambiar el equilibrio general del acuerdo”, indicó el ministro, por lo que la parte ecuatoriana necesitó consultas con la máxima autoridad del país.
En concreto, Ecuador buscaba el mejor trato posible sobre el banano, principal producto de exportación no petrolero del país sudamericano y principal proveedor de ese producto en la Unión Europea.
El ministro prefirió no mencionar el arancel alcanzado para este producto una vez que rija el acuerdo, pero explicó que se estableció un proceso que combina un cronograma de desgravación.