ENCRUCIJADA
La burguesía del 3%
Tres hechos caracterizan al crecimiento económico guatemalteco en los últimos años. Primero, la clase media de Guatemala no creció entre 2003 y 2013. Mientras se expandía de manera dinámica en otros países de la región, y en Asia, un informe reciente del PNUD (Progreso multidimensional: bienestar más allá del ingreso, de 2016) nos señala que la clase media guatemalteca habría disminuido en alrededor de cien mil personas durante ese período, a pesar de que la población guatemalteca crecía fuertemente. Segundo, encuestas de hogares señalan que el número y la proporción de personas en una situación de pobreza en Guatemala aumentaron: para el 2014 se estima que alrededor del 60% de la población estaba en una situación de pobreza. Tercero, el PIB (es decir, los ingresos totales de los guatemaltecos) creció durante esta época alrededor del 3% por año.
¿Qué significa la combinación de estos datos? Significa que si se analiza el total de la población guatemalteca, conformada por la clase media, los pobres y las familias de mayores ingresos, solamente los ingresos de las familias más privilegiadas han aumentado significativamente en los últimos años. El crecimiento promedio de la economía esconde un crecimiento fuerte de las familias con mayores ingresos, que incluye a algunos con una altísima fortuna, en contraste con el estancamiento o crecimiento muy bajo de los ingresos de la clase media y de los pobres. Es un promedio que engaña: no todos se beneficiaron de él.
Y significa que la desigualdad aumentó en Guatemala: la economía creció, pero los beneficios de este crecimiento se concentraron en el 10% de personas con mayores ingresos y probablemente favorecieron aún más al 1% de mayores ingresos, como ocurrió en el resto del mundo.
Estamos frente a una economía enferma. El crecimiento promedio del PIB es bajo, de algo más del 3% anual. Al tomar en cuenta el crecimiento de la población, cerca del 2%, resulta en que el crecimiento del ingreso por habitante apenas supera el 1% anual.
Pero esto pareciera ser satisfactorio para las familias de mayores ingresos: sus ingresos sí crecen, aun cuando los del resto de la población permanecen estancados. Edelberto Torres, objeto de un merecido homenaje en la Feria Internacional del Libro de Guatemala (Filgua), afirmó en una entrevista reciente en Nómada que contamos con una burguesía del 3%, porque está satisfecha con ese crecimiento de nuestra economía. Es una afirmación perspicaz y sintetiza lo que está ocurriendo. Los ingresos de estas familias crecen más, lo cual los satisface, mientras que los del resto crecen muy poco o nada, lo cual no pareciera importar a los privilegiados. Al mismo tiempo, los portavoces de estos sectores presumen de una inflación baja y de un crecimiento promedio del PIB de algo más del 3%. Les preocupa cierta desaceleración este año, pero olvidan a quién beneficia ese crecimiento.
En Filgua, el tema central del evento fue los objetivos del desarrollo sostenible, aprobados por todos los gobiernos el año pasado, y ahora base de una agenda mundial que se impulsa en todo el mundo. El objetivo número 10 de esta agenda plantea el imperativo de reducir las desigualdades, y establece como una de sus metas cuantitativas asegurar que el crecimiento de los ingresos del 40% más pobre de la población sea mayor al promedio nacional. Por otra parte, el primer objetivo del desarrollo sostenible es eliminar la pobreza. Guatemala no está encaminada a cumplir ninguno de estos objetivos, pero eso no parece importarle a la burguesía del 3%.
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