El nadador que con ocho medallas de oro olímpicas superó el récord (siete) de su compatriota Mark Spitz en Múnich 1972, tras su hazaña, comparó su camino en los Juegos nada menos que con una montaña rusa.
“Mi participación en los Juegos solo ha sido una montaña rusa, no ha sido más que diversión. Lo más importante es que nada es imposible, solo se necesita imaginación”, afirmó el fenómeno de Baltimore.
Sin embargo, para imaginar hay que soñar, y a la hora los sueños el nadador no tiene límites y apunta lo más alto posible.
“Realmente, (su éxito) demuestra que, sin importar el objetivo que uno se proponga, cualquier cosa puede suceder, todo es posible si uno sueña”, dijo la víspera de su logro inédito. “Bob (Bowman, su entrenador) me dijo: sueña grande, tan grande como puedas”, añadió.
El hombre más veloz
No es casual, pero el velocista jamaicano Usain Bolt también afirmó que divertirse y disfrutar es la clave del éxito que obtuvo en estos Juegos Olímpicos, en los que se impuso en todas las pruebas que disputó, con lo cual batió tres récords mundiales.
“Muchos chicos se me acercaron y me dijeron que los había inspirado y yo les aconsejé que tienen que estar relajados. Hay que disfrutar con lo que uno hace”, afirmó tras su increíble triplete.
Insistió una vez más en que para ser feliz uno tiene que disfrutar de su trabajo. Y él lo hace sin lugar a dudas.
“Es como en un trabajo. Si no disfrutas, no tiene sentido que lo hagas. Disfruto con mi trabajo y lo amo. Algunas veces piensas en dejar de entrenar, porque es duro. Pero eso hace el éxito más sabroso al haber trabajado tanto”, explicó.
“Es bueno divertirse. Este es mi trabajo. Sería una pena que uno trabaje y no se divierta en lo que hace. Yo soy así y no voy a cambiar”, afirmó Bolt.
No obstante, la palabra diversión tiene su raíz etimológica en la palabra latina diversum, que es el superlativo de divertere, que no significa otra cosa que alejarse, y Phelps y Bolt también tienen en común la maniática costumbre de distanciarse de sus rivales.
El máximo medallista
Esto consiguió en Pekín, en sus ocho pruebas:
Phelps se adjudicó las preseas de oro en las ocho finales que participó, en las especialidades de 100 y 200 (1:52.03) mariposa, 200 (1:54.23) y 400 combinados (4:03.84), 200 libre (1:42.96), y los relevos 4×100 (3:08.24) y 4×200 libre (6:58.56) y 4×100 (3:29.34) combinado.
Con esos triunfos, Phelps, superó la marca de Mark Spitz, con siete medallas.
Por su parte Bolt, consiguió su primer oro en los 100 metros planos, con un nuevo récord mundial de 9.69. La segunda presea fue en los 200 metros, con 19.30. Mejoró la marca de Michael Johnson de 19.32, impuesta en Atlanta. El tercer oro fue en el relevo 4×100, también con récord del Mundo, con 37.10.
China, ganadora de los Juegos
Con 51 medallas de oro, 21 de plata y 28 de bronce, China terminó ampliamente por delante de Estados Unidos (36 oros) en el medallero final de Pekín 2008, pese a que los estadounidenses dominaron en el total de metales.
El anfitrión había advertido que aspiraba a coronarse primera potencia deportiva del mundo y lo logró en sus Juegos Olímpicos, sin forzar demasiado.
La dominación de los chinos sorprende, sobre todo, en deportes donde hasta ahora no brillaban demasiado, como tiro con arco, esgrima, vela, voleibol de playa y natación.Ello sin haber perdido su supremacía en deportes como clavados, tenis de mesa, bádminton y halterofilia.
Los chinos no escatimaron esfuerzos ni preparación e inversiones para llegar hasta aquí. El objetivo era crear una élite deportiva en todas las disciplinas.
Si hay un solo ámbito en el que China se abrió al mundo, ese fue en el deporte. Las autoridades deportivas, más acostumbradas a imponer obediencia, la disciplina y sus reglas de vida colectiva recurrieron a, por lo menos, 40 entrenadores extranjeros que trajeron en sus maletas unos métodos inéditos en este país.
Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, la dominación siempre se repartió entre Estados Unidos y la URSS, primero, y luego, Rusia, y es la primera vez que un tercero en discordia se inmiscuye en el orden establecido.
China dio el primer aviso, el primer día de los Juegos, con la medalla china ganada por la pesista Chen Xiexia, quien batió dos récords olímpicos. Esta casualidad del calendario la convirtió en una estrella y, con su notoriedad y patrocinadores, en una millonaria en potencia.
Otra señal: se decía que los chinos eran flojos en natación. Sin embargo, al final de los Juegos, se llevan una medalla de oro, tres de plata y una de bronce.
Liu Zige y Jiao Liuyang, hasta ahora más bien desconocidas, coparon los dos primeros lugares de los 200 metros mariposa, con un récord mundial. En 400 metros libres, Zhang Lin se quedó con la plata, a medio segundo del surcoreano Park Tae-hwan. Los clavadistas ganaron siete oros en ocho pruebas, “como de costumbre”, se podría decir.
Entre los pesistas, cuatro títulos para los hombres y otros tantos para las mujeres. De los nueve récords mundiales, tres los batió Liu Chunhong (69kg).
En gimnasia, sobre todo, fue donde China ejerció de superpotencia, con nueve de las 14 medallas de oro en liza. La única mancha en esta dominación fue la polémica sobre la corta edad de las medallistas.
Guatemala lejos de medalla
La medalla olímpica volvió a ser una utopía para los atletas guatemaltecos que participaron en Pekín 2008, justa en la que volvieron a demostrarse las diferencias en relación con la élite deportiva.Los Juegos Olímpicos que ayer concluyeron marcaron la intervención de 12 de los atletas nacionales, quienes lo hicieron por primera ocasión en Helsinki 1952.
Pekín 2008 fue para Guatemala otra oportunidad perdida dentro de la justa más importante a nivel mundial, aunque padeció de lo mismo que casi todos los países de América Latina, debido a que no pudo competir al nivel que la mayoría de medallistas.
En el balance general y de acuerdo con su realidad competitiva, casi todos cumplieron con el objeto de mejorar su propio tope, aunque esto significara verse relegado y lejos del podio.
En Pekín 2008 fueron 12 los atletas nacionales, de los cuales 11 ganaron su derecho de asistir tras haber conseguido marcas o posiciones dentro de eventos internacionales, lo cual incluía los del Ciclo Olímpico.
En esta ocasión, el único beneficiado por una carta de invitación (wild card) fue Crhistian López, de halterofilia, quien la recibió pocas semanas antes de su evento de la Federación Internacional de ese deporte (IWF).
Aunque existe el mérito por haberse ganado un espacio propio, ninguno de los 12 estuvo cerca de los primeros puestos y alargó la espera por la ansiada presea olímpica.
Siete de los 12 guatemaltecos encontraron en la justa su primera experiencia olímpica: Kevin Cordón (bádminton), Eddie Valenzuela (boxeo), Juan Ignacio Maegli (navegación a vela), Crhistian López (halterofilia), Rita Sanz-Agero (pentatlón moderno), Évelyn Núñez (atletismo) y Juan Andrés Rodríguez (ecuestres).
Los resultados, como era de esperarse, los llevaron a quedar fuera de finales o en los últimos lugares de sus pruebas.
El mejor producto para los primeros cinco (quienes no pasan de los 25 años de edad) fue la experiencia adquirida para enfrentar a los mejores en sus deportes.
Los otros cinco participantes —Gisela Morales (natación), Amado García y Alfredo Arévalo (atletismo)— cumplieron con su segunda intervención en la justa; Juan Carlos Romero (tiro) lo hizo por tercera vez y Luis García (atletismo) sumó su cuarta participación.
Todos ellos igualaron (Romero) o mejoraron sus tiempos (Morales) y posiciones (ambos fondistas y el marchista) en Pekín 2008, un avance en su rendimiento, pero todavía lejos de haber sido competidores por una medalla.