“Tomamos esta decisión porque después de cuatro semanas de trabajo en común con ustedes, no pudimos lograr ninguna de las siete incorporaciones previstas en el Programa de Trabajo expresamente aprobado por el presidente, Claudio Lotito. Teniendo en cuenta que también se consideró la salida de 18 jugadores que actuaron en la temporada anterior, la llegada de los refuerzos resultaba necesaria de acuerdo a los plazos programados”.
El exentrenador del Athletic de Bilbao y del Olympique de Marsella, al que también abandonó de forma inesperada hace casi un año, después de la primera fecha del campeonato francés, desveló que estaba acordado “como condición indispensable la contratación de al menos cuatro futbolistas antes del 5 de julio, con el objetivo de que pudieran participar del trabajo de pretemporada”.
“Para la fecha establecida no se había logrado ninguna incorporación. No obstante esta situación, el club hizo público el contrato que nos unía, aún sabiendo que éste no era viable si no llegaban los refuerzos. Hasta el día de hoy, la situación es la misma y las perspectivas inciertas”, explicó el exseleccionador de Argentina.
Sin oferta de Argentina
Bielsa añadió además en el comunicado que sus colaboradores Pablo Quiroga, Diego Reyes, Gabriel Macaya y Rodolfo Diego Flores tomaron “la misma determinación”.
Bielsa, cuyo nombre salió a la palestra los últimos días como posible candidato a dirigir a la selección de Argentina confirmó en el comunicado no tener “ninguna otra oferta”.
El técnico rosarino, que cumplirá 61 años el 21 de julio, suma este episodio a la lista de desplantes y extravagancias protagonizados por Bielsa que le han valido el apodo de El Loco, como enfrentamientos con jugadores, caprichos, o celo excesivo en los detalles, desde un visionado compulsivo de grabaciones de partidos (Bielsa habría visionado todos los partidos de la Lazio la pasada temporada), hasta llegar a las manos con un empleado encargado de acondicionar los terrenos de entrenamiento del Athletic de Bilbao.
La espantada de Bielsa supone un revés para el equipo romano, que en la última temporada finalizó por detrás de su vecino y rival, la Roma, y que no gana el Scudetto desde el año 2000.