En su discurso de agradecimiento, Loach aprovechó la oportunidad para lanzar un vibrante alegato contra los peligros del neoliberalismo.
“El mundo en que vivimos está en un punto peligroso, al borde de un proyecto de austeridad que llamamos neoliberal, que corre el riesgo de llevarnos a la catástrofe”, declaró.
La clase trabajadora en caída libre es la protagonista del inquietante espejo que tiende a nuestra época la cinta de Loach, que muestra el calvario cotidiano de buscar un empleo o conservar la ayuda social en una Inglaterra en crisis.
Daniel Blake (Dave Johns) es un carpintero de 59 años de la ciudad inglesa de Newcastle que se ve obligado a recurrir a esa ayuda después de padecer problemas cardíacos.
Aunque su médico le prohibió trabajar, el sistema lo obliga a buscar un empleo o exponerse a perder la escasa asistencia que apenas le alcanza para vivir.
En su visita cotidiana a la oficina que atiende a los desempleados, conoce a una madre soltera (Hayley Squires) también en dificultades e igualmente atrapada, con sus dos hijos, en un sistema que la aplasta.
El actor, que cumplirá 80 años en junio, y con una larga filmografía militante, ratifica así su postulado de base: el capitalismo salvaje hunde al individuo.
Otros ganadores
Cannes coronó además a Juste la fin du monde, la sexta película del joven prodigio del cine, el canadiense Xavier Dolan, que a los 27 años y contra todos los pronósticos se alzó con la segunda recompensa más importante del certamen, el Gran Premio.
El filme, un drama familiar sobre un escritor homosexual que se entera que va a morir y decide regresar al núcleo familiar para anunciárselo a los suyos, había dividido a la crítica internacional.
Mommy, su primera cinta en competición en la sección oficial en Cannes, había recibido en 2014 el Premio del Jurado, aunque muchos habían apuntado que habría sido una buena Palma de Oro.
“Todo lo que uno hace en la vida es para ser amado, para ser aceptado”, dijo Dolan, entre lágrimas. “Haré películas toda mi vida, me quieran o no”, agregó.
American Honey, un filme que retrata a una juventud estadounidense en busca de su sueño americano, de la directora británica Andrea Arnold, fue recompensado con el Premio del Jurado.
Protagonizado por Shia LaBeouf, esta “road movie” sigue el periplo de un grupo de jóvenes que recorre Estados Unidos vendiendo suscripciones a revistas puerta a puerta, entre fiestas hasta el amanecer e historias de amor.
El premio a la mejor actriz se lo llevó la filipina Jaclyn Jose, de 52 años, por su papel en MaRosa, un grito contra la corrupción firmado por su compatriota Brillante Mendoza.
Del lado de los actores, el galardón fue para el iraní Shahab Hosseini, de 42 años, por su papel de un actor de teatro en The Salesman. Este drama del iraní Asghar Farhadi sobre la clase media de Teherán se llevó también el premio al mejor guión.
El francés Olivier Assayas y el rumano Cristian Mungiu compartieron el premio al mejor director por Personal Shopper y Bacalaureat, respectivamente.
El francés Jean-Pierre Léaud, actor fetiche de Francois Truffaut y protagonista de La muerte de Luis XIV, del español Albert Serra, fue galardonado con una Palma de Oro que recompensa su trayectoria.
Aunque Pedro Almodóvar se quedó por quinta vez sin Palma de Oro a la que aspiraba con Julieta, otro español, el catalán Juanjo Giménez, se llevó la Palma de Oro al cortometraje con su filme Timecode.
El brasileño Kleber Mendona Filho, director del filme Aquarius protagonizado por Sonia Braga, fue otro de los que se marcharon de Cannes con las manos vacías, al termino de este festival lleno de sorpresas.