Fútbol Nacional

<em>El peruano </em>Vargas y su gran legado con Municipal

El exdefensa Julián Arturo <em>el peruano</em> Vargas, visitó Guatemala hace unos días y conversó de su cariño por el futbol guatemalteco, en especial por Municipal con quien ganó tres campeonatos nacionales.

Julián Arturo "el Peruano" Vargas, visitó el estadio El Trébol, sede del equipo escarlata. (Foto Prensa Libre: Francisco Sánchez)

Julián Arturo "el Peruano" Vargas, visitó el estadio El Trébol, sede del equipo escarlata. (Foto Prensa Libre: Francisco Sánchez)

Con su lento caminar y la mirada perdida como queriendo retroceder el tiempo para volver a vestir de corto, así luce  el Peruano Vargas, durante su corta estadía en el que fue su tercer retorno a Guatemala desde que decidió ponerle fin a su carrera futbolística en aquel ya lejano año de 1995. En la actualidad reside en  Estados Unidos, donde busca otras oportunidades.

Aquel recio jugador, de tez morena, y espigado se ganó el cariño de la afición escarlata. Se caracterizaba por la pegada fuerte al balón, sus remates con la cabeza y entrega en cada partido. A través de los recuerdos revivió esos grandes momentos de sus encuentros disputados en Guatemala, los cuales asegura fueron los mejores de su vida y de su carrera como futbolista profesional.

Antes de venir al país, que le abrió las puertas, su enorme calidad futbolística le valió para ser tomado en cuenta y vestir los colores del equipo peruano Alianza Lima. Además de su selección nacional en la que compartió camerino con reconocibles figuras como Teófilo Cubillas y César Cueto, entre otros.

Julián Arturo Vargas

“A nivel juvenil y mayor en la selección de Perú tuve la dicha de jugar al lado de grandes jugadores como Héctor Chumpitaz, Cueto, Pedro Ruiz La Rosa, Cubilla y toda esa camada que con mis 18-19 años estaba alternando con ellos”, expresa Vargas.

Con su voz pausada, sentado en una silla plástica —acomodada en una de las localidades del estadio El Trébol—, mientras observa un entrenamiento del plantel escarlata, Vargas asegura tener presente los partidos que jugó vistiendo la elástica roja, así como con Deportivo Suchitepéquez, Izabal y Escuintla, además de las veces que jugó con la selección de Perú, y su club que lo vio nacer, el Alianza Lima.

“A nivel de selección recuerdo muchos partidos en los que enfrentamos a Uruguay, Colombia, Ecuador, Argentina, Uruguay —Copa América—. Lastimosamente debido a una lesión que me dejó fuera mucho tiempo ya no pude jugar ninguna eliminatoria mundialista y después de eso me vine para Guatemala”, comenta el peruano.
Llega a Suchitepéquez

Aunque Deportivo Suchitepéquez fue el equipo al que llegó primero en Guatemala, Vargas indica que fue Municipal el plantel que más lo marcó y en el que se consagró cuando logró ganar tres títulos de liga.

“Llegué a Guatemala en 1985 para jugar con Suchitepéquez. Mi posición natural era volante de contención, la practicaba desde pequeño. Recuerdo que se jugaba el torneo de verano y el nacional. Jugué dos años, en  1985 y 1986, después me vine  a Municipal”, recuerda.

José Emilio Mitrovich fue la persona que más influyó y quien  convenció a Vargas para  firmar con Municipal.
“El Nazareno fue el que prácticamente armó a Municipal para el torneo de 1987, junto con Carlos Rodríguez Machado. Posteriormente se dio la llegada de Miguel Ángel Brindisi y Wálter Ormeño. Ese fue mi primer año, estuve hasta el 90 y logramos el tricampeonato”, comenta.

 

Su aporte a Municipal fue significativo según Vargas, porque metía goles en cualquier situación y desde cualquier punto.
“Era contención, pero acá en Guatemala jugué de defensa y hacía goles en jugadas, con la cabeza, por medio de tiros libres, de penaltis. Siempre tuve ese deseo de perforar el arco contrario”, expone.

Asegura que en su época como jugador en Guatemala, los partidos eran intensos y había más nivel, más entrega, más aficionados.

“Eran muy lindos. Cuando tuve la dicha de llegar a Suchitepéquez había tremendo equipo, con jugadores como Wálter Claverí, Alejandro Ortiz Obregón, Carlos Castañeda, Dolmo Flores, Francisco Bernárdez, Ernesto Almengor y tantos otros que nombrarlos a todos es difícil. El técnico era Erasmo Arroyo y al año siguiente nombraron como entrenador a mi hermano Guillermo, pero era un gran equipo”, explica Vargas.

Comenta que él era un futbolista totalmente diferente a la persona que se mostraba fuera de la cancha. “Acá afuera soy como ven, así he sido siempre, pero allá —adentro— me transformaba y era como que tenía doble personalidad, porque todo el mundo tiene el deseo de ganar. Algunos lo exteriorizan de una manera y otros de otra. Cuando yo entraba a una cancha decía: Hoy gano porque gano y trataba de transmitir eso a mis compañeros”, confiesa.

 

Municipal fue su gran equipo

Vargas asegura que por lo logrado con Municipal, -tres campeonatos-, es el equipo en el que mejor se sintió. “Esperaba jugar un partido especial para mi retiro, pero no se dio así. Pese a ello Municipal está en mi mente y en mi corazón.

Cuando vengo a Guatemala trato de ir a ver por los menos un partido de los rojos o un entrenamiento. El Trébol fue por varios años mi casa. Ahora veo que está cambiado, muy lindo,   me siento contento de saludar a los compañeros como Rubén González, al Pescadito Carlos Ruiz”, comenta.

Vargas decidió retirarse del futbol porque consideró que había llegado a su fin y alcanzado gran parte de sus sueños. “Fue en 1996, con Escuintla, aunque casi no hablo de mi paso en ese equipo porque no fue el mejor. Sentí que mi ciclo ya se había cumplido aquí en Guatemala”, indica.

Después, Vargas se marchó a Estados Unidos donde  jugó un par de campeonatos en la liga semiprofesional. “Me fui   a Estados Unidos, allá estaba mi hermano Guillermo el que me trajo a Guatemala y era una oportunidad de hacer una nueva vida”, explica.

Julián Arturo Vargas

Sus sentimientos afloran al hablar de  las sensaciones que le causan retornar a Guatemala y ver a Municipal. “Me causa nostalgia, tristeza, alegría, sentimientos encontrados, porque era mi casa hace unos años. Me emociono cuando veo los entrenamientos de mi exequipo”, expone.

Sus deseos de jugar, entrar al campo, ponerse la camisola roja, tocar el balón, hacen que Vargas se ponga nostálgico y como puede evita las lágrimas.

“Eso sería algo espectacular; si tan solo existiera una máquina del tiempo y retroceder para tener 22 o 24 años, me gustaría volver a jugar en Municipal. Junto con Alianza Lima son mis equipos; Suchi también es parte de mi vida, pero lo que logrado en los rojos más las amistades de este equipo hacen que sea muy especial ”, comenta.

Vargas expresa que algún día le gustaría volver a formar parte de Municipal como formador de jugadores. “No sería como entrenador. Me gustaría trabajar con niños y formarlos no solo como futbolistas, sino además como hombres de bien”, refiere.

En su mente perdura la final de 1987 contra Aurora, en la que Municipal fue campeón. “Fue una final cardíaca. Estaba para ambos, cualquiera pudo ser el campeón, gracias a Dios fue para nosotros los que en ese momento tuvimos la suerte de integrar las filas de Municipal”, dijo.

Vargas se declara ahora como un fiel aficionado de Alianza Lima, Barcelona y Municipal. “Si no tendría que ser de Universitario Deportes, Real Madrid o Comunicaciones y eso nunca va a suceder. Seguiré siendo rojo hasta el final”, comenta.

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