Íngrid Puac, una joven de 20 años, con siete meses de embarazo, asiste cada 15 días a control, donde la atiende Sandra López, quien a primera vista parece una médica —por la bata que viste—, y quien al preguntarle en qué consiste la consulta, responde: “Yo soy comadrona.
Llevo el control de embarazos, les hago ultrasonido, cuando las señoras lo piden. Las apoyo para llevar mejor sus embarazos”. López atiende la consulta en las clínicas de la Asociación Manos Abiertas, en Ciudad Vieja, Sacatepéquez, donde no hay médicos, sino comadronas, que en los últimos cuatro años han ayudado a nacer a unos 200 niños.
López ha asistido todos los partos y es la encargada directa de al menos 75, según su registro.
Pero una comadrona no es solo quien ayuda a la mujer a dar a luz, habitualmente en su casa o, como López, en una clínica. Las comadronas, quienes celebrarán su día el 5 de mayo, también velan por la salud de los niños, las mujeres y, en algunos casos, del hombre.
Falta de servicios
Según el último Estudio de Mortalidad Materna, el 41 por ciento de muertes maternas ocurren en residencias y el 41.2 por ciento, en hospitales.
Ramiro Quezada, especialista en salud y nutrición del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, en inglés), señala que los decesos ocurren por la falta de acceso a los servicios públicos, por lo que muchas mujeres que han iniciado su labor de parto con una comadrona o partera tienen complicaciones y al llegar a los hospitales es difícil salvarlas.
El 41 por ciento de las muertes ocurren por hemorragia, lo que se puede evitar, según Quezada.
“Ninguna mujer debe morir dando a luz”, expresó Babatunde Osotimehin, director ejecutivo del Fondo de Naciones Unidas para las Poblaciones (Unfpa), quien hace un llamado a promover la buena salud y asegurar embarazos y partos sin riesgo.
Pero las comadronas no solo atienden en áreas rurales; en centros urbanos también han abierto sus clínicas, a donde asisten las futuras madres y otras que ya lo son.
Ese es el caso de Puac, quien durante su visita a la clínica le manifiesta a López que le cuesta dormir debido a lo avanzado del embarazo.
Después de media hora de diálogo en la que Puac hace sus preguntas sobre lo que puede o no tomar y relata los calambres que sufre en las piernas, López verifica la posición del bebé y la lleva a la habitación de partos.
En una cama normal, López le pide a la madre primeriza que se acueste tal como lo hace para dormir, y luego de probar varias posiciones, le enseña que debe poner más almohadas bajo su cabeza, para que también el bebé descanse y la deje conciliar el sueño.
López es enfermera profesional y recibió adiestramiento como comadrona, pero aun así no se considera una partera, pues para ello tendría que recibir formación universitaria.
Hasta ahora no había un programa para profesionalizar a las comadronas en Guatemala.
Las parteras que ejercen se han ido a otros países a estudiar, según Gabriela Meléndez, coordinadora del programa Escuela de parteras profesionales, que empezó a funcionar recientemente.
Según Meléndez, en la escuela de parteras las estudiantes residen en el lugar, de lunes a viernes, durante los tres años que dura la carrera. Alternan dos meses en la escuela —para recibir teoría— y uno en sus comunidades —para práctica—, con el apoyo de comadronas experimentadas.
“De esa manera nos garantizamos que las comunidades no pierdan comunicación con ellas, y cuando regresen las acepten y las continúen consultando, porque el objetivo es que se profesionalicen y sirvan a sus comunidades”, explicó Meléndez.
¿Partera o comadrona?
Organizaciones internacionales definen a las comadronas como empíricas, pues se dedican a esa labor —por la que no siempre cobran— porque casi siempre han heredado el oficio de su madre o abuela.
Joyce Thompson, del Fondo de las Naciones Unidas para las Poblaciones (Unfpa, en inglés), y Peg Mershall, asesora de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid, en inglés), consideran que a diferencia de la comadrona, la partera es técnica profesional, con conocimientos y habilidades para partos y atención prenatal y pediátrica, además de asistir a la pareja en planificación familiar.
En Guatemala, la mayoría de mujeres que atienden partos son comadronas, por lo que el Unfpa y la Usaid equiparan al país con Bolivia y Haití, como prioridad en el apoyo al sistema de Salud, para que las comadronas se conviertan en parteras y sigan atendiendo en sus comunidades, pero con certificación y conocimientos sólidos.
El Ministerio de Salud tiene reportadas cerca de 23 mil comadronas, pero ellas mismas saben que existen más y afirman que la mayoría no está registrada, debido al sistema utilizado para emitir el carné que las certifica.
Algunas comadronas entrevistadas, quienes evitaron dar su nombre, aseguraron que el sistema es “injusto”, porque para darles el carné deben asistir cada mes, durante un año, a una capacitación en el área de Salud de su departamento y continuar yendo para mantener el permiso.
Esa capacitación no es estandarizada. La encargada de cada lugar es quien decide cuál es el tema de la reunión y si dará nuevos carnés a comadronas.
“No todas podemos ir a la capacitación mensual, por lo retirado de nuestras comunidades. Además, es todo el día. No nos pagan por eso y no nos dan ni refacción”, explicó una de ellas.
Afecta la inscripción
Cuando una madre da a luz con una comadrona, debe llevar la boleta donde se establece peso, estatura del bebé y lugar del nacimiento al Registro Nacional de Personas para inscribirlo.
Las comadronas tienen acceso a esas boletas solo si están registradas en el Ministerio de Salud. Quienes carecen de carné acuden a las que atienden partos, para que firmen como si hubieran atendido el alumbramiento, para que la familia obtenga el documento que le permita registrar a su hijo.
Ausencia de cobertura
“Capacitar a las comadronas, en un marco de acciones planificadas y continuas, es un aliciente para la ausencia de cobertura y calidad en los territorios”, dijo Mirna Montenegro, del Observatorio de Salud Reproductiva. Agregó que se suma la necesidad de acceso a servicios, personal calificado, disponibilidad de medicamentos, tales como antibióticos, y otros elementos.
Darles equipo
“Es muy importante el acompañamiento, el trabajo con las comadronas, dotarlas del instrumental y equipo mínimo que les permita hacer bien su trabajo”, explicó Leonor Calderón, de Unfpa. Agregó que en muchos países desarrollados los partos domiciliarios son una práctica a la que han vuelto, pero vinculados con el sistema de Salud, para atender emergencias.
Hay mucho subregistro
“Hay mucho subregistro en las muertes maternas”, expresó Ramiro Quezada, de Unicef. Agrega que la mayoría de mujeres que mueren durante o después del parto sufren hemorragia. Es algo que se puede evitar, por lo que su llamado es a brindar atención calificada en el parto.
Quezada afirma que las comadronas tienen la capacidad de atender partos.
Se requieren servicios de calidad
Joyce Thompson, asesora regional para el Fondo de Naciones Unidas para las Poblaciones (Unfpa, en inglés), afirma que la disminución de las muertes maternas y desnutrición depende de la atención en salud que reciba la mujer. Afirma que la desnutrición es muy alta en Guatemala, y si la mujer no se alimenta adecuadamente, el niño no será saludable.
Explicó que la partera debe estar en todos los ciclos de la vida de una mujer, desde que es niña y no solo durante el embarazo.
“La historia de la partería viene desde la antigüedad, cuando la partera estaba en todos los momentos de la vida de una familia. Si está muriendo la mamá, está la partera; si está naciendo su niño, está la partera; si sus niños están enfermos, está la partera o comadrona”, comentó.
Agregó: “Ella, en la antigüedad, servía a la comunidad y enseñaba sus conocimientos. Ese es el modelo de partería profesional que estamos impulsando”.
Desde su perspectiva, el sistema de Salud debe impulsar un cambio de visión de la partería y que la calidad en los servicios llegue a las comunidades y no se quede en lo urbano.
https://www.youtube.com/watch?v=0F4wQelyCZ8
Se busca que parteras se profesionalicen con un título. (Video: Prensa LIbre TV)
Atención no es igual para todos
Peg Mershall, asesora de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid, en inglés), afirmó: “La atención es desigual. No es por falta de conocimiento, métodos o tecnología más moderna, sino que los servicios de calidad no son en todas las comunidades de una manera igual.
Si alguien tiene recursos puede comprar un servicio de calidad, pero si es muy pobre no tiene acceso a todo lo que necesita para tener una vida de buena nutrición y acceso a los servicios”. Según Mershall, “lo más importante es una atención de calidad, de personas competentes, y eso es lo que el Gobierno trata de hacer, pero falta bastante para alcanzar a todos los pueblos rurales y remotos. Se necesitarán otros cambios sobre cómo mejoran, e introducen sistemas de salud para las comunidades rurales y remotas”.
Expuso que Guatemala, junto a Bolivia y Haití, son naciones prioritarias para la organización que representa, pues este es uno de los países donde más comadronas atienden partos.