DE MIS NOTAS

Blog de un caminante

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Salir al interior del país es un coctel existencial. Un cúmulo de experiencias en las que se combinan bellezas escénicas y agradables encuentros con gente linda y hospitalaria. Y una mezcla insólita de sobresaltos, frustración y cansancio al enfrentar la debilidad evidente de convivir en un Estado medio fallido y ausente en muchas partes del territorio. Túmulos y carreteras maltrechas; depredación y contaminación por doquier. Caos y congestión en cabeceras departamentales. Desorden grueso con un aire de normalidad preocupante.

Salimos hacia Barillas y la región Ixil a visitar nuestros proyectos de la fundación —a la cual pertenecemos hace más de tres décadas— y el viacrucis de ayudar es un cuesta arriba total. En Guatemala, “ayudar a ayudar” tiene un costo personal de frustración como aquellas bolas de hierro atadas a los pies de presidiarios. Así se siente. Atados a la mediocridad, a la falta de cumplimiento de normas, a la ausencia de estándares de servicio, pero ante todo, a la cultura de corrupción envolviendo a la sociedad y al Estado entero.

Viajar de Guatemala a Barillas, Huehuetenango, es un viaje épico de 12 horas de duración. La carretera es una mezcla de hoyos lunares con trechos de perfecto cemento, pero solo de un lado…. Una interrupción de algunos kilómetros y comienza otro trecho destruido. Después de pasar Soloma, la destrucción es absoluta. No es carretera, es una pista destructora de vehículos. Polvo por doquier. Hoyos uno tras otro. Cunetas abiertas. Caos. Hasta llegar a Barillas y lo mismo hacia todas las aldeas.

Me cuentan en Barillas que esa carretera tiene seis años y la han iniciado y pagado tres veces ya, pero los contratistas no la terminan nunca. ¿Qué pasaría con las fianzas de cumplimiento? ¿Quienes son los responsables?

Arreglar la infraestructura de carreteras poco tiempo si los ciudadanos no estuviésemos atados al Estado, que “ni come ni deja comer”. Una alianza público privada invertiría su propio capital, construyendo, a su propio costo y riesgo, y luego mantendría en buenas condiciones la carretera concesionada mediante el cobro de peaje. Pero la Constitución dice que no se puede si no hay una ruta alterna, porque la locomoción es libre”. Aunque en realidad no se pueda transitar “libremente” por ninguna de las carreteras existentes.

La carretera de Quiché a Sacapulas está en idénticas condiciones. Los campesinos no pueden competir con los fletes “rompe vehículos” actuales. Todos perdemos con malas carreteras. He aquí un eslogan realista: “las carreteras sí dan de comer”.

Paradójicamente, en varios trechos, grupos de jóvenes cobran algunas monedas por llenar de tierra los cráteres grandes. Todos pagamos, por supuesto. Buses, camiones, vehículos, todos pagaríamos gustosamente cualquier cantidad con tal de viajar con seguridad y rapidez en una carretera bien construida.

Al día siguiente, después de visitar los proyectos en Barillas, viajamos a Nebaj, vía Chiantla. Un recorrido de casi siete horas. Llegamos a las 9 de la noche. Bien dormidos y frescos, salimos por un estrecho camino de terracería hacia Cajixai, en las entrañas de Cotzal. Media hora más tarde vimos un corte mortal en el prístino bosque, al otro lado de la montaña. Más adelante encontramos decenas de trozas apiladas, esperando ser recogidas por los camiones hacia los aserraderos. Las licencias del Inab se dan legalmente previa evaluación técnica, pero la “licencia” que impera, según un experto, son los Q5 mil pagados al guarda de Diprona o Policía para que los dejen pasar… ¿Qué se puede hacer contra eso? Nada. Despedirse de los bosques, e cuyas cuencas surten del precioso líquido a las poblaciones que hoy claman en las marchas por el agua.

Desde mi ventana creí oír los vientos de los Cuchumatanes exclamar: “El problema de este país es que solo hay habitantes y algunos pocos ciudadanos”.

 alfredkalt@gmail.com

ESCRITO POR:

Alfred Kaltschmitt

Licenciado en Periodismo, Ph.D. en Investigación Social. Ha sido columnista de Prensa Libre por 28 años. Ha dirigido varios medios radiales y televisivos. Decano fundador de la Universidad Panamericana.