“Este es el principio de una nueva era para la Chilindrina”, dijo la artista, que en diversas ocasiones no pudo contener el llanto por la emoción y la tristeza que le causaba decir adiós a sus seguidores.
“Desde hace treinta y tantos años que no trabajo en la Ciudad de México, he esperado mucho tiempo, y en ese tiempo he visitado toda la República Mexicana, todo Centro y Sudamérica, y Estados Unidos y por fin estoy en mi patria y con el mejor público del mundo”, agregó.
Hace unos días, la también productora y locutora declaró a la prensa local que, después de 45 años, tomó la decisión de despedirse para siempre de la Chilindrina para dedicarse a cuidar a su esposo, el productor Gabriel Fernández, quien padece problemas auditivos y recibe un tratamiento médico desde hace algunos años.
“Ya que estamos aquí, quiero que le demos las gracias a mi empresario, productor, a la persona que ha trabajado en todas las funciones conmigo, y si ahorita no se está presentando conmigo es porque trae un problema en el oído que le provoca mareos”, dijo la actriz de 65 años para referirse a Fernández.
Fernández, quien durante 18 años fungió como la voz en off que presentaba el programa de “Chespirito” cada noche, es el productor y director del espectáculo de la Chilindrina.
Sobre el escenario, la actriz también aprovechó para recordar y agradecer a Gómez Bolaños, con quien creó a la Chilindrina en 1971, dejando atrás los pleitos legales que ambos protagonizaron por los derechos del personaje.
“El Chavo es el niño más querido de Latinoamérica. ¡Te queremos! Él dice que está feliz, pero que extraña los aplausos”, señaló. “¡Gracias por todo, Chespirito! Siempre te tendremos en nuestro corazón”, apuntó.
Visiblemente emocionada, la actriz incluso se burló de aquellos que le llama “viejita” y que piensan que a sus 65 años ya no puede divertir a la gente.