El trabajo cooperativo, cotrabajo o coworking, “presenta una nueva forma de laborar en la cual, tanto empresarios independientes como emprendedores, trabajan en un espacio compartido para desarrollar sus proyectos y generar otros en conjunto”, explica Rocío Pozuelos, de Chamba Coworking.
Al ser un espacio mutuo, dice Pozuelo, se generan facilidades en los gastos fijos y en los contratos, ya que están incluidos en el tipo de membresía que los usuarios elijan. “No rentan un simple salón para charlas o reuniones, sino uno dinámico, en el cual comparten sus ideas con distintas personas”, agrega.
Para Gabriela Motta, de Nook Design Studio, un coworking es una comunidad y punto de reunión para emprender y desarrollarse. “Dan la oportunidad a tener no solo un lugar de trabajo con las comodidades necesarias, sino también de relacionarse con quienes tienen similares pensamientos, ideas y ganas de superación para crear su propia red o networking”.
Esta comunidad, como indica Andrea Mazariegos, de Pepita Labs, “es el valor más importante de todo, en estos espacios”, es la razón por la cual la gente trabaja junta; “todos nos apoyamos, y las ideas no se quedan en papel, jamás”.
¿Cómo es la dinámica? Marcel Barascout, de Tu Zona GT, la detalla: “Puede ser que comparta una mesa con un programador web o una persona que está desarrollando un proyecto social y le interese aprender de ellos, o ver de qué manera los puedo ayudar, o viceversa”.
Barascout señala que una de sus mayores satisfacciones “es ser el eslabón entre esas dos personas que juntas pueden llegar más lejos; ver después que forman amistad y crean nuevos proyectos”.
Otra característica de estos espacios es que organizan eventos con emprendedores, como conferencias, talleres y pláticas que ayudan a sus usuarios.
“Esta nueva tendencia rompe con el esquema tradicional de trabajar en una oficina, y sentirse encerrado en cuatro paredes, especialmente para aquellos que están empezando a desarrollar su propio proyecto”, dice Motta.
Lo hermoso y fascinante de la cultura co, como lo define Mazariegos, “es que hay que vivirla para poder transmitirla”.
Más espacios
“La creación constante de espacios de coworking demuestra los cambios que experimenta el país, hacia una cultura más positiva y colaborativa”, comenta Mazariegos.
Considera que para llevar a Guatemala hacia un crecimiento incluyente, es necesario crear focos de trabajo como estos en puntos geográficos distintos a la capital, para que más emprendedores cuenten tanto con un espacio físico como con las herramientas intangibles (conocimientos, habilidades y conexiones) que les permitan ejecutar su idea. “Esta es, de acuerdo a lo que hemos observado, la razón fundamental de que surjan nuevos espacios de coworking”, agrega.
Servicios
El intercambio de ideas, la participación colectiva en un proyecto y la oportunidad de extender una red de trabajo no son los únicos beneficios de los usuarios de un centro de cotrabajo.
La tarifa que se paga reduce el gasto que demandaría la renta de una oficina o local comercial. Además, la membresía incluye otros rubros como servicios de agua, electricidad, telefónico, estacionamiento o limpieza.
Los centros de coworking suelen ofrecer facilidades y actividades como: sala de reuniones, proyectores, internet, recepción, pizarrones, marcadores, cocina equipada, armarios, bodega, renta de equipo con programas de computación, atención las 24 horas, charlas, talleres, centro de impresiones, áreas de relax.