De Polaris al GPS
Las estrellas titilantes dieron origen a innumerables leyendas, a extrañas teorías y a pensamientos tanto mágicos como científicos, y sirvieron de guías a navegantes como a magos que buscaban rutas o señales en el cielo. Uno de los principales usos que el ser humano encontró al aparente movimiento de los astros durante la noche fue la determinación de la posición geográfica a partir de la ubicación de las estrellas. Tal como si se tratara de un sistema de posicionamiento global, las estrellas guiaron a los navegantes a través de los solitarios y oscuros mares. En la actualidad, el ser humano utiliza los satélites artificiales que, mediante una triangulación, aportan la posición específica de la persona en términos de su latitud y longitud terrestres; sin embargo, las estrellas también pueden decirnos dónde estamos o hacia dónde nos movemos.
Al igual que durante el día podemos ubicar los puntos cardinales según donde se ve salir y ocultarse el Sol, durante la noche, en los países del hemisferio norte, como Guatemala, nuestra estrella guía es la Ursae Minoris, más conocida como Polaris, la estrella polar. Se trata de la estrella más brillante de la constelación de la Osa Menor y coincide casi exactamente con el polo norte celeste, de tal manera que localizarla nos permite saber, tal como si se tratara de una brújula, nuestra orientación respecto del norte.
Polaris también puede indicarnos nuestra latitud. Al encontrarse aparentemente sobre el polo norte de la Tierra, si estuviéramos sobre dicho polo la veríamos exactamente sobre nuestra cabeza, y durante el transcurso de la noche veríamos el cielo aparentemente moverse girando alrededor de ella, lentamente, en un sentido contrario a las manecillas del reloj. Conforme nos retiramos del polo, Polaris se vería cada vez más cerca del horizonte, de tal manera que la altura a la cual la veamos respecto de la línea del horizonte nos indica la latitud en la cual nos encontramos, que para el caso de Guatemala sería entre 13 y 18° aproximadamente.
Esta es una aplicación práctica de la observación del cielo. Conocer la posición de las estrellas y su movimiento aparente durante la noche permitió a los navegantes conocer su posición geográfica y orientar las velas para dirigirse a su destino. Estudiar las estrellas nos permite también conocer nuestra posición en el Universo y orientar nuestros pensamientos hacia algo mucho más grande que el planeta que habitamos.