Con otro gran despliegue defensivo, el equipo de Claudio Ranieri aprovechó el tropiezo de su escolta Tottenham, que el sábado empató 1-1 con Liverpool.
Ahora con una ventaja de siete puntos, Leicester se puede dar el lujo de perder dos de sus últimos seis partidos si es capaz de ganar los otros cuatro.
El ambiente triunfalismo que rodea al club es desbordante y va en franco contraste a la angustia de hace un año, cuando penaba para salvarse del descanso.
“Vamos a ganar la liga”, corearon los hinchas de Leicester en su estadio King Power.