En un encuentro televisado con votantes y moderado por CNN, el senador por Texas Ted Cruz fue el primero en dar marcha atrás y no reiterar el compromiso que adquirió públicamente el año pasado con el Comité Nacional Republicano durante uno de los debates.
“No tengo el hábito de apoyar a alguien que ataca a mi esposa y ataca a mi familia. Déjeme que le dé mi solución: Donald Trump no será el nominado”, respondió Cruz a la pregunta y, tras la insistencia del moderador para que diese un no o un sí claro, aseguró que ya había dado su respuesta.
“Nominar a Donald Trump sería una situación absolutamente desastrosa. Creo que serviría en bandeja la elección general a (la favorita de las primarias demócratas) Hillary Clinton”, añadió el senador.
La guerra personal entre Trump y Cruz fue a mayores la semana pasada cuando el magnate inmobiliario retuiteó un mensaje de uno de sus seguidores con un montaje que comparaba una fotografía poco favorecedora de Heidi Cruz, esposa del senador, con otra más agradecida de su mujer, la exmodelo Melania Trump.
“Donald, eres un cobarde llorón. Deja a Heidi en paz de una vez”, le contestó Cruz.
Tras Cruz, fue el turno de Trump en CNN, quien directamente respondió que no apoyará a quien resulte nominado en caso de que no sea él y dijo no querer ni necesitar el apoyo del senador texano.
“Cruz no tiene que apoyarme. Tengo mucho apoyo de la gente, dos millones más de votos, muchos más delegados que él. No quiero que haga algo con lo que no se sienta a gusto”, aseguró el magnate, quien actualmente lidera por un amplio margen en el número de delegados conseguidos para lograr la nominación.
Trump lamentó que el Partido Republicano y el “establishment” le están tratando “muy injustamente” y destacó que gente que no votaba habitualmente o que lo hacía por los demócratas se está registrando como republicana en las primarias y le está votando a él.
El último de la noche en tener la palabra fue el tercer precandidato en liza, el gobernador de Ohio, John Kasich, quien al ser preguntado sobre su apoyo al futuro nominado e informado sobre las respuestas de sus contrincantes, bromeó que quizá él “tampoco” iba a responder.
“Me han inquietado algunas de las cosas que he visto. Tengo que pensar qué significaría mi apoyo en una campaña presidencial. No quiero ser político aquí: tengo que ver cómo termina esto. Si el nominado es alguien que puede dañar y dividir al país, no puedo apoyarle”, indicó en referencia a Trump.
Aunque el magnate lidera actualmente la carrera a la nominación con muchos más votos y delegados que Cruz y Kasich y con muchas encuestas a favor en los próximos estados en votar, no está claro que vaya a ser capaz de alcanzar los 1.237 delegados necesarios para obtener la nominación del partido de forma automática.
Para ello, no solo le bastaría con ganar en la mayoría de estados que faltan por votar (han acudido a las urnas ya más de la mitad), sino que además tendría que hacerlo por márgenes muy amplios que le permitiesen, en el caso de los estados que reparten delegados de forma proporcional o semiproporcional, obtener la mayor cifra de ellos posible.
En caso de que Trump no llegue a la convención de Cleveland, que se celebrará entre el 18 y el 21 de julio, con los 1.237 delegados asegurados, tendrá lugar una convención disputada, en la que, tras la primera vuelta de votación, muchos delegados podrán elegir su voto al margen de lo que hayan decidido los electores.
En ese escenario, tanto Cruz como Kasich (este último tiene imposible ya en la actualidad llegar a los 1.237 delegados) como cualquier otra persona, aunque no haya participado en el proceso de primarias, podría resultar elegida candidata.