LIBERAL SIN NEO
Contra la pared
El video de los pandilleros, donde reconocen la autoría del asesinato de el Arjona, es poderoso, tanto por lo que dicen, como por lo que no dicen, y se puede observar e interpretar. Está repleto de símbolos, esa potente herramienta mental que otorga sentido y significado más allá de la expresión aparente.
En una escena de la película La Lista de Schindler, soldados nazis apuntan fusiles a una fila de prisioneros judíos, interrogándolos para encontrar al culpable de haber robado una gallina. Como nadie confiesa, matan a uno de los prisioneros, al tiempo que ordenan que dé un paso al frente quien sepa quién es el ladrón de la gallina. Un niño da paso al frente y el soldado le pregunta ¿quién fue? Fue él, responde el niño, señalando al muerto.
Lo que sugieren los pandilleros en el video es que el asesinato de el Arjona fue un acto de justicia; de hecho, sus declaraciones son una “justificación” de sus actos. “Este vato es el responsable”, y lo ajusticiaron. Resolvieron el problema, sanaron la injusticia y quieren que “le quede claro al pueblo”. El Arjona cometió dos errores garrafales que justificaron su muerte. Primero, actuó sin permiso y “sin conocimiento de todo el barrio”. La falta no es que haya colocado una bomba en un bus en San José Pinula, que dejó muertas y heridas a personas inocentes. El error es haberlo hecho sin permiso. Si los dirigentes y protagonistas del video hubieran sido los autores del bombazo, esto sería aceptable, normal y dentro de [sus] reglas. Lo injusto, incorrecto, inaceptable y punible, es que el Arjona actuara por su cuenta, contra las reglas, porque “en nuestro barrio también tenemos nuestras reglas”. Están las reglas que aplican para el resto de la sociedad, que no importa si el Arjona violaba o no, y están “sus” reglas, que el Arjona no podía violar. El segundo error de el Arjona fue poner en peligro a todos los homies del barrio, porque con el bombazo “ya sabemos el problemón que trae todo esto, ya nos pasó una vez, que nos acreditaron algo”. El Arjona cometió un acto que elevó el nivel de atención a las operaciones de la mara, dañino para la imagen, poniendo en peligro a sus miembros y sus negocios. Además de justificar, pidieron perdón. En palabras de el Lobo: “con pedir perdón al pueblo no podemos justificar nada, pero…” ¿Qué están pidiendo que se les perdone? ¿este bombazo del que son inocentes o todo lo demás?
Los símbolos están sujetos a interpretación y, a mi vista, destacan varios. En el video, los guardias de Presidios, testigos silenciosos, están literalmente contra la pared. No es solo que salen en el video, de fondo, sin intervenir, es que están contra la pared. La ley, el orden, el estado de Derecho y la seguridad de las personas están contra la pared, quietos, arrinconados, intimidados, ¿y qué? Las cadenas de oro que gastan los protagonistas muestran que son poderosos y están seguros en sus personas, sus bienes y su poder; pueden lucir y presumir su riqueza, aun en la cárcel. En el video, los dirigentes del Barrio 18 no están “tras las rejas”, sino frente a la cámara, con un pasillo de fondo, despejado, sin obstáculos; un escenario preparado. Finalmente, está la música de fondo, que suena fuerte al principio y se va desvaneciendo. Ambiente de fiesta.
Las autoridades de Presidios y de Gobernación manifestaron que “no saben cómo se grabó y difundió en las redes sociales” el video. Ellos son los únicos que no saben; todos los demás sabemos. Este video dice mucho y es altamente simbólico de la situación que atraviesa Guatemala; debiera ser un parteaguas, un antes y un después.
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