El 69 por ciento —10 mil 113— de los casos reportados corresponden a desnutrición moderada y 31 por ciento, a severa —cuatro mil 544—.
Hasta el 5 de marzo recién pasado habían sido reportados mil 447 casos de desnutrición aguda y siete fallecimientos, en Huehuetenango, Chiquimula, Santa Rosa, Jalapa, Guatemala, Nororiente, Alta Verapaz y Zacapa.
La desnutrición crónica en menores de 5 años, según la Encuesta Nacional de Salud Materno-Infantil (Ensmi 2014-2015), es de 46.5 por ciento, mientras que el IV Censo de Talla Escolar en Primer Grado de Primaria (niños de 6 a 9 años y 11 meses) es de 37.6 por ciento.
Pablo Jiménez, coordinador de la Alianza por la Nutrición, dijo que preocupan los efectos de las sequías prolongadas de 2014 y 2015 que afectaron a miles de familias del Corredor Seco, y para este año se tiene conocimiento de que el fenómeno El Niño impactará con mayor intensidad al país en la seguridad alimentaria de las familias afectadas, y esta situación incrementará los casos de desnutrición aguda.
Noemí Racancoj, experta en monitoreo de nutrición, refirió que con las modificaciones en los ministerios no han dado apoyo ni insumos en las comunidades, por lo que se esperan más casos de desnutrición.
“Esto, por la falta de alimentos y ayuda monetaria, ya que se dejó de percibir desde el año anterior”, dijo.
Agregó que la desnutrición afecta más en el altiplano occidental, por las precariedades en las que se viven.
Jiménez añadió que es necesario hacer un análisis más profundo de las causas por las cuales estrategias gubernamentales como el Pacto Hambre Cero no dieron los resultados esperados, a pesar de todos los esfuerzos y recursos que se invirtieron.
“Las expectativas de la población guatemalteca son muy altas respecto del nuevo abordaje que se presente para disminuir la desnutrición crónica infantil, por lo que el Gobierno, en esta nueva etapa, debe dar respuestas efectivas, trasparentes y sin fines clientelares”, dijo.